La comitiva se detuvo en lo alto de un risco, desde donde tenían una vista inmejorable de la ciudad caída de
Taldrim. En la distancia, la blanca muralla parecía que hubiese sido destrozada por un gigante, abriéndola desde dentro.
Aunque, evitando ese detalle dantesco, la ciudad parecía, de algún modo, viva. El humo brotaba de la periferia, junto con las luces de los candiles que se comenzaban a encender y los sonidos de la vida que se había abierto paso... por mucho que esta perteneciese a maleantes y escoria, los nuevos dueños y señores de
Taldrim.
Pese a que la visión era intimidante para los viajeros que llegaban por primera vez, el grupo que oteaba desde el risco no tenía miedo. Ni una pizca. Porque había sufrido un viaje de varias semanas por la parte más vacía de Tyrennor, y ahora sabía lo que es el auténtico terror. Ni en sus peores pesadillas habría imaginado las criaturas que les perseguiría y los combates que tendría que librar al aceptar al huésped que llevaba con ellos. Pero ahora, los agotados mercenarios ya no podían hacer nada. Estaban marcados y su viaje continuaría siendo una angustia constante, una continua huida del horror que no descansaba.
—
Taldrim. La antigua joya de
Tyrennor. La Ciudad Blanca. Una de las grandes conquistas del ejército de
Mythaland —musitó el anciano.
Jonás se frotó la melena pelirroja y miró a la distancia. Sus ojos tenían grandes ojeras, y se movía encorvado por el cansancio.
—¿Cómo que "conquista"? Querrá decir "pérdida". Una de las mayores pérdidas de
Tyrennor, uno de los puntos que hizo tambalearse todo
Endarth —dijo con incredulidad.
Pero el anciano no le escuchaba, sino que miraba, meditabundo, a la Ciudad Blanca.
—¿Acampamos aquí, Jonás? —inquirió Erah.
—No es un buen lugar...
-No lo es, sin duda. Avanzaremos hasta
Taldrim y llegaremos al anochecer. Y allí os garantizo la noche de descanso que tanto necesitáis, tanto vosotros como nuestras monturas. Tendremos que ganar fuerzas, ya que, después de la visita a
Taldrim, viraremos al sureste, hasta llegar cerca de
Fuerte Tesónica.
El grupo suspiró casi al unísono. Pero ya tan sólo podían seguir huyendo.
—Esto es una locura, señor —dijo Jonás.
—Para nada, mi gigantesco amigo —sonrió el anciano—. Más tarde que pronto comprenderéis vuestra misión y vuestro peso en el devenir de
Endarth. Pero, de momento, esa información está oculta... hasta para mí.
—Nunca nos cuenta nada. Tan sólo peleamos contra esas... criaturas de espanto... y seguimos huyendo —dijo Erah.
El anciano miró a la muchacha. Y asintió. Tenía toda la razón. Había que compartir información para poder continuar... por mucho que fuese innecesario.
—De acuerdo, entonces. Mientras bajamos la colina hacia la Ciudad Blanca, os hablaré de un tema, el que elijáis. ¿Qué preferís? ¿Queréis algún tipo de historia sobre los enanos, sus orígenes y sus esclavos? ¿O cómo erigieron la Ciudad Blanca y se escondieron como ratas en el Apocalipsis? ¿O quizá preferís que hablemos del
Concilio de Taldrim, donde los mandatarios de todo
Endarth se reunieron por primera vez? Preguntadme... y os responderé.
***
El próximo jueves (nochebuena), el anciano/bardo/vagabundo le contará a su cansada "troupe" algo sobre una de esas preguntas. Y yo os digo... ¿cuál votaréis?
Porque cada uno de vosotros, aquellos que nos seguís, podréis votar una de ellas... y el trasfondo referente a la ganadora será contado...
(si hay empate elijo yo entre las ganadoras!
)
Las votaciones se abren ahora y se terminan a las 23:59 del próximo miércoles, 23/12...
Opción A: Enanos - orígenes y raza esclava.
Opción B: Enanos - coalición con los humanos y huída "como ratas" en el
Apocalipsis.
Opción C: Concilio de
Taldrim - reunión de todos los líderes de
Endarth para ir a la guerra.
Está en vuestra mano... jejeje