Saludos, antiguos moradores de los Yermos de Aresia. Vinisteis a Endarth huyendo de vuestra némesis, y encontrásteis un lugar separado de los demás, al norte del mapa.
No sabíais que ellos os terminarían encontrando.
No sabíais que traeríais la condenación a Endarth.
Y, aún así, no puedo perdonaros. Siento que, aunque os cacé y asesiné a sangre fría, era lo que tenía que hacer. Era el deseo de mi rey. Era mi única misión.
Y la cumplí hasta el final. Y lo volvería a hacer de nuevo. Pagando, otra vez, todo lo que tengo.
Porque ahora tan sólo queda en mi un sentimiento.
Odio.
***
Hooooola de nuevo, compañeros de viaje! ¿Cómo vais?
Lo primero es que hay muchas de estas entradillas repartidas en posts y posts... y todas tienen un fragmento de información importante (os lo puedo garantizar
). Quizá, cuando hayáis terminado
Endarth: Covenant, si os apetece pasar por este hilo, comprendáis realmente qué quiere decir cada una de ellas... o quizá no, jejeje.
Pero, bueno... tenemos mucho que contar (aunque supongo que no será exactamente todo lo que queréis escuchar). Así que, sin mayor dilación, vamos al tema. Que hoy hay relato, para avanzar el trasfondo!!
¡Al turrón!
Digo que vosotros, @Mistwall Studio sois bichos malos, que no paráis de darnos acertijos y que tengo el ansia viva por las nubes. Me va a dar un infarto esperando que empeceis la campaña. Ala, un abrazo COVID-free y a seguir así.
Saludos,
@Dañé, Señor de la Montaña, Defensor de las Runas!
Somos unos "
bichos malos" (ha sido buenísimo
). Los acertijos ahí están. Un siglo son 100 años. Tres años menos son 97 (hasta ahí bien). Pero, claro, no tenemos ningún sitio donde alguien haya "escrito" nada de los enanos... o quizá si haya 100 de "algo" que nos permita encontrar el 97... aquí mismo...
Pero, no me hagas caso... igual me estoy liando. (Oh, mira! Ahora ya no son 100 años, sino 101!!)
Sea como fuere, el resultado llegará. Espero que te termine gustando!
Nos leemos!
Como que en la próxima entrega cerráis los héroes?
Son 5 entonces!?!?! No tenemos ni a la interventora Ayla ni un Enano???
Sobre el acertijo de los enanos.... siempre se me han dado fatal. A mi o me dices las cosas claras, o no me entero.
PD elegir el nombre de la narradora de los videos para la interventora es casualidad? Que fue antes, la narradora o la interventora?
PD viendo en la Web los integrantes del Team, se ve que en el último año habéis crecido mucho. Y conseguir eso en los tiempos en los que nos movemos, no es ninguna tontería.
Un saludo,
@ganix!
Los héroes son los que son. Recuerda que la historia está prácticamente completa, repleta de esa desesperación oscura que envuelve el mundo de
Endarth, y no tendremos "extras" de relleno. Avanzamos un nuevo paso en el último relato, así que espero que le puedas echar un ojo!
Sobre la narradora/interventora, tiene gracia, ya que "
Ayla" era uno de los nombres que tenía previsto utilizar, por unas novelas de Jean M. Auel. Y cuando conocimos a
Ayla, supe que era una señal, tan fácil (o curioso) como eso.
Sí, tenemos un gran equipo ahora mismo, el cual es una piña y con el que estamos trabajando a un nivel muy alto. Y, por supuesto, sin desmerecer otros compañeros (tanto de equipo interno como externo) que han colaborado con nosotros, que también han tenido siempre la mejor de las predisposiciones y que han ayudado a que estemos hoy donde estamos. Ya los iréis conociendo poco a poco!
Seguimos hablando en unas pocas respuestas!
Buenos días equipo de @Mistwall Studio !
Acabo de terminar de ver el video y quería comentaros un par de cosillas del mismo:
1º Lo primero de todo, es un placer escucharos y veros, porque desprendéis honestidad, ilusión y pasión por lo que hacéis por los cuatro costados.
2º Me ha encantado cuando Juanma explicaba el porqué nace DYBO (por cierto, gracias por explicar de donde viene el nombre) y ha puesto el símil que nos ha pasado a todos (y nos sigue pasando) de que, como somos mancos y a veces un poco Ñues, y después de no se cuantas partidas, nos damos cuenta que lo estamos jugando mal...y tenemos que volver a empezar, porque tenéis toda la razón del mundo y (casi)siempre nos pasa/pasará y creo que con DYBo es algún que se evitará (además de los interminables montajes).
3º BOMBAZO que habéis soltado!!! así que ya saldréis con 3 juegos eeee pillines (que calladito os lo teníais ) ¿podéis decirnos cuales serán las temáticas? (esto no supondría tener que matar a nadie por irse de la boca).
4º Habláis de evitar banderas rojas... chicos de @Mistwall Studio, lleváis un año evitándolas, con cada post que escribís... pero a colación de lo que decía Juan, si que me gustaría romper una lanza a favor de los creadores de juegos. Ya que, como es ser humano es Gilip*** por naturaleza, nos encanta criticar lo que hacen los demás (escondidos siempre en la ignorancia y la "protección" de un nick), y no nos damos cuenta del trabajo y el esfuerzo que, en este caso vosotros -después de casi 3 años- lleváis a cabo con anhelo, ilusión y por supuesto tiempo y dinero... Así que todos los ánimos y respetos de mi parte.
5º Este ya es un comentario personal hacia Juanma ya que me he visto totalmente te reflejado en él cuando comentó el nacimiento de su segundo hij@ ¿A que cuando eres padre 1+1 no suman 2, sino 3 o 4? 
.
Buenos ahora toca hablar de vuestro post
Sobre el dibujo de Halloween yo hubiese puesto "truco o tajo"
Hoy, viendo el video, me he dado cuenta que el escultor es Fernando, así que ahora entiendo la calidad del trabajo.
Me preguntáis por "Belmont", para mi sería un cazador de brujas con artefactos/armas extraños/as (algo como tipo Steampunnk, pero claro, salvando las distancias de los siglos) quizás imbuidos de magia, un personaje maldito, solitario, oscuro... no sé si entendéis por donde quiero ir
Y creo que por hoy, más que suficiente.
Gracias como siempre por vuestro tiempo!
Que volvamos a leernos!
Hello,
@Vorian, how are you?
Después del despliegue políglota, vamos a contestarte, ¿no?
1.- Gracias. Al final, cuando un proyecto te mueve y te ilusiona, se tiene que notar, ¿verdad?
2.- Lo de que nos enteramos de las reglas x partidas después es demasiado típico de los mancos, como dices. Pero pasa. De todos modos, da lugar a interesantes (y desequilibradísimas) formas de juego. Una que recuerdo con mi grupo de juego fue con "El Dorado", pero las risas que nos echamos no tuvieron precio.
3.- Esto... 3 juegos... eh... ¿se puede borrar la entrevista?
4.- Sobre las "banderas rojas". Queramos o no, han surgido ciertas ofertas que han intentado imprimir un nivel más de tecnología a los juegos de mesa, y la mayoría han terminado siendo unos productos de inferior calidad de lo esperado. Ese ha sido el motivo por el cual hemos empezado por el final: demostrar que
FUNCIONA, y luego ya veremos, jejeje. Gracias por la confianza, llevamos mucha guerra a la espalda ya, y siempre ayuda un poco de aliento.
5.- ¡Por supuesto! Es la regla de la descendencia. Si un/a hij@ son 1 unidad de trabajo, dos hij@s son 487. Luego parece que la curva se suaviza, pero no seré yo quien haga la prueba.
"Truco o tajo". Tiene mala traducción al inglés, pero en castellano es
MARAVILLOSO. ¡Nos lo tenías que haber dicho antes! ¿Nos permites robarte la idea?
¿Conoces a
Fernando Lago de otros trabajos? Es un artista incansable, que acepta nuestros delirios y cambios de enfoques con estoicidad, para siempre sacarnos ese "poco más" de cada mini. Y su trabajo, se nota.
Y, bueno, con tu reflexión de
Belmont nos despedimos... hasta pronto, jejeje.
Por lo que se comenta en el video de los 3 juegos que salen, 2 parece que el desarrollo no va de la mano de Mistwall.
Como no vais a decir que juegos son o que editorial, a ver estas preguntas:
Las editoriales ya tienen a gente trabajando en ellos?
Los dos juegos son de la misma editorial?
Son juegos que ya están en el mercado?
Se sacaran componentes de esos juegos que hagan que se integren más en Dybo? Añadiendo RFID a cartas o componentes.
Se prevé algún juegos más se una antes de la campaña?
Sobre esto,
@ganix, te hago unas pocas aclaraciones.
Si no comentamos más sobre los juegos, es porque ni podemos, ni debemos
. Y me vais a permitir una pequeña reflexión:
Os estamos dando la info del juego poco a poco, no tan sólo por ser psicópatas malvados o bichos malos (es buenísimo
), que también (jejeje), sino porque cada nueva muestra está decidida desde hace meses, y la enseñamos cuando sabemos que será lo más definitiva posible. Por tanto, mientras estamos hablando, estamos desarrollando más y más cosas nuevas (y mejorando anteriores). Seguimos en la
fase 2.
Eso no quita que sobre otros desarrollos sobre
Dybo, seamos totalmente cautos hasta que no estén lo bastante maduros como para poder "soltarlo" con garantías. Son cosas ilusionantes, de verdad, pero no se dirá más.
Lo que sí podemos responder es que estamos trabajando para poder llevar un catálogo lo más amplio posible de juegos. Todo se verá, dadnos tiempo!
Gracias!
Pero que cabrones. No podéis decir algo sobre 3 juegos y no decir nada!!
Pues entre que la bandera roja del dybo se la quitáis (y muy bien quitada, olé!) y salís con más de un juego, poca excusa queda ya.
A mi me teneis dentro, ya sea con uno o varios juegos, nunca he sido de allin en ninguno.
Daréis opción a comprar esos otros juegos más tarde? en la tienda pledge manager o algo? Por cierto, os recomiendo la de gamefound y os ahorráis una pasta.
Respecto al equipo, sois un huevo de gente, y eso es mucho mucho dinero todos los meses. Sin haber ingresado un solo duro y ¡¡¡sin el dinero de los mecenas!!!. Ante eso, solo me puedo quitar el sombrero. Enhorabuena, ojalá triunféis, y si no es el caso, que al menos recuperéis la inversión económica, porque la del tiempo ni se cuenta....
Ánimo!
Enhorabuena por los más de 1000 seguidores! Espero que muchos sean del otro lado del charco que ayuden a hacer esto realidad.
El cartel está BRUTAL!! En serio, que guapada de arte tenéis. Lo podéis subir sin el cartel de abajo? Es que como wallpaper para móvil queda muy guapo.
PD: los seguidores valen más que los me gusta para las empresas, por si os raya ese tema. A por 1000 más!
Hola,
@tropoli!
Como esto se siga calentando, al final nos pegaréis (jajaja).
Te he juntado dos de tus intervenciones, ok?
Sí, el tema de más juegos para Dybo debería ser suficiente para quitar las pocas "banderas rojas" que puedan quedar. Pero, como hemos dicho arriba, no adelantemos acontecimientos. Paciencia.
Ahí has tenido una reflexión acertada: somos un gran equipo, y lo estamos dando todo durante varios años. La inversión te puedo garantizar que es importante, pero hemos decidido este camino, por mucho sacrificio que está suponiendo. Ojalá recuperemos la inversión, ojalá recompensemos el extenuante trabajo y ojalá nos permita seguir al pie del cañón, buscando dar la máxima calidad en los juegos de mesa.
Y ya que has llegado hasta aquí... acompáñanos al final, a ver cómo termina esta historia!
Por otro lado, estamos en proceso de añadir marca de agua a todas las imágenes que vamos colgando, para que, si "rulan" por ahí, cualquier persona pueda seguir el hilo y encontrarnos. De todos modos, ¿qué os parece si marcamos un hito a los 2.000 seguidores, y hacemos una imagen exclusiva para Darkstone y su gente? Espero que
Juanca Ortega no me pegue mucho, rezad por mi alma!
Oops... fallo mío! Ni sabia que había diferencia entre seguidores y me gusta en FB... demasiado viejo soy para las redes sociales??
Sobre el acertijo, pues haciendo una busqueda (historia de Aura), 100 años son los que han pasado desde que los elfos dejaron Auldor, la capital del antiguo reino de Edannan... presumiblemente por la guerra que se menciona en muchos otros relatos.
Así que los enanos se retirarían también después de dicha guerra.
Pero el significado del acertijo... ni p idea.
Parece que con lo de que lo que esta escrito en la piedra puede cambiar, se refieren a que el pasado puede cambiar. Es decir, viajaran nuestros héroes a diferentes momentos? Puede que tengan que hacer algo en el pasado, para conseguir algo en el futuro? (Eso me recuerda al Maniac Mansion 2, esa botella de vino que se escondía en el pasado para que en el futuro fuese viangre).
Se prometió una perla de información. Aquí está... lo que dijimos el pasado
08 de julio de 2020, en el encabezado de nuestra actualización:
Y, como cabía de esperar, tenemos una nueva actualización desde la Montaña del Norte, donde el resto de reinos tardó siglos en entender cómo los débiles enanos consiguieron tales avances en excavación y arquitectura. ¿Acaso tenían una tecnología tan superior al resto de Endarth? Muchos así lo pensaban, e incluso algunos decían que eran capaces de utilizar unos tubos que escupían fuego, o que podían hacer estallar la piedra sin magia...
Pero eso no era la verdad... o, al menos, no era toda la verdad.
Los enanos tenían un secreto. Una vergüenza que no permitirían que saliese al exterior... hasta el día de la gran detención.
Aunque eso, hermanos enanos, es historia antigua. Ahora todo el mundo sabe que nos valemos de...
(El enano que hablaba se interrumpió, tapándose la boca con las dos manos. Se acababa de acordar que no había echado la quiniela, por lo que partió raudo a la Administración más próxima...) Insitimos que hay más información, repartida post a post... para el lector atento!
(Incluso la entrada a este mismo post es muy interesante, si supiéseis quién es su autor!).
Y aquí lo dejamos. Vamos a pasar a nuestro relato de nuestro nuevo héroe,
Eren.
***
Los troncos de la chimenea ardían con fiereza, pero Ayla echó uno más y se frotó las manos. Todo estaba cambiando, a más velocidad de lo que ella había previsto. Y, al igual que el cielo continuaba mostrando formas y estructuras fantasmagóricas de Endarth, la temperatura empezaba a tornarse invernal. Ya no tenía dudas que el tiempo no estaba detenido, al menos, del todo.
La interventora se asomó a la ventana de su cabaña y vio, a lo lejos, el cadáver del alma en pena que había ejecutado, y la cabeza ardiente un poco más al fondo. De algún modo, los cambios permanecían, pero ya no del todo. Era una sensación todavía más extraña.
Anduvo con paso rápido por la pequeña salita, haciendo círculos, mientras se intentaba concentrar. Pero le resultaba difícil, estaba a la espera de la última llamada para cumplir su misión y, por otro lado, le quedaba un último fantasma del pasado al que enfrentarse: la pequeña puerta blanca de la despensa.
No sabía qué pasaría después de la llamada para obtener al último héroe. ¿Tendría tiempo de abrir la puerta entonces? ¿O todo se desmoronaría en dicho instante? Le angustiaba lo que había al otro lado de la puerta blanca, pero tampoco quería irse de allí sin haberse atrevido a abrirla.
Se detuvo en mitad de la sala y se pellizcó el puente de la nariz. Tomó una decisión y, con paso ligero, se dirigió hacia la puerta, y agarró el pomo con fuerza. Vio todo lo que rodeaba dicha escena: la sangre, los arañazos, el barro... recordó esos últimos vestigios de su vida, su memento de cómo había sido perseguida como un perro y abatida en esa cabaña, en ese último refugio de su Orden.
Maldita sea. Detrás de esa puerta, quedaba su última huella en Endarth. Su propio cadáver. Apretó los dientes. ¿Por qué quería saber si estaba realmente ahí? ¿Qué más daba? ¿Acaso constataba que había existido?
Giró el pomo lentamente, hasta que chasqueó, dejando la puerta libre. Pero Ayla no la abrió. Tenía los dientes tan apretados que le dolían.
Y entonces escuchó el viento, y notó el frío húmedo de la llovizna, justo cuando comenzaba a caer la noche. Y no pudo evitar sentir la calidez del alivio en el pecho.
La llamada había comenzado. Si después de recolectar el alma volvía a la cabaña, abriría la puerta. Pero ahora tenía trabajo que hacer.
***
Solitario, en la cima de la Línea del Juramento, el soldado practicaba con su espada. La fina hoja siseaba al cortar la lluvia, dejando un halo fantasmal con cada estocada. Pero había algo más, un detalle oculto; mientras encadenaba más y más golpes, el arma parecía recubrirse de un leve tono azulado, difuminándose por el metal y acompañando cada movimiento.
Tras un rato, el soldado agarró su escudo. Lo observó durante un instante: estaba tan mellado y abollado que había perdido su forma de almendra. Pero era el que había resonado junto con su espada durante la Vigilia, y, bueno, tampoco es que Tyrennor tuviese mucho más material de donde elegir. Con movimientos rápidos, lo ajustó con las cinchas a su brazo izquierdo y practicó paradas y contragolpes, como había hecho tantas veces durante tantos entrenamientos.
La lluvia no tardó en arreciar y el soldado, viendo que le imposibilitaba la visión, lanzó el último sesgo y exhaló aire con lentitud. Era el momento de finalizar el entrenamiento. Pasó la hoja del arma por sus dedos, mientras el metal perdía cualquier tipo de brillo. Sonrió y enfundó la espada, para volver, a paso rápido, desde el corte de las almenas al otro extremo de la muralla, al refugio de la garita.
Conforme entró, cogió su cantimplora y bebió un largo trago de agua. Después utilizó un viejo trozo de tela para secarse el pelo, la cara y el cuello. Estaba totalmente empapado.
Subió por la estrecha escalera de caracol a la planta superior del refugio y se sentó vigilando, como tantas otras veces, al Pantano de Mandora. Todo parecía calmado allí abajo: las traicioneras isletas de tierra estaban ahora anegadas, los árboles, retorcidos y amenazantes, brillaban, y los juncos ennegrecidos vibraban con el frío viento de la tormenta. Todo ganaba una presencia aún más fantasmal durante esos días lluviosos de finales de otoño.
De todos modos, el soldado continuaba atento a cada detalle. Sabía que la tarde avanzaba con rapidez, y que las sombras no tardarían en plagar el pantano. Y, aunque allí en su refugio de piedra se sentía a salvo, no tardaría en comenzar el momento más peligroso de su turno: la entrada de la noche.
Pasó las yemas de los dedos por las rocas que le daban cobertura, como hacía casi a diario, con gesto distraído. Antes del Apocalipsis, la Línea del Juramento había sido la frontera entre Tyrennor y el Pantano de Mandora. Y, tal como decía su nombre, los soldados de Tyrennor habían jurado no dejar pasar ninguna de las abominaciones al interior del reino, lo cual habían cumplido hasta que el azote de la Corrupción los había sobrepasado. Un triste final a una heroica leyenda, cuya consecuencia había sido una imperdonable pérdida de millones de vidas civiles.
Hizo una mueca. No había sido su culpa, pero se sentía responsable. De todos modos, no todo había caído, todavía quedaba la parte norte de la Línea, orgullosa y en pie, guardando la última ciudad viva y libre de Tyrennor, Byzardus. Donde él realizaba turnos extenuantes, luchando esporádicamente contra las bestias desorientadas que les asaltaban, mientras esperaba que llegase el último día. Aquel en el que volverían a formar con sus hermanos, como Defensores en la Línea del Juramento. El día en el que el enemigo vendría, arrasándolo todo desde el horizonte, para rematar su trabajo. El día de su muerte.
Era el destino de los héroes, el destino de los que habían estado defendiendo la Línea antes que él, y el destino de los que seguirían cuando sus armas volviesen a las entrañas de la Armería. Negó con la cabeza e intentó pensar en otra cosa. Su misión ahora no era esa, sino seguir alerta. Cambió de postura y se concentró en vigilar al pantano, sin encontrar nada fuera de común, como había sido habitual durante las últimas semanas.
Pasado un buen rato, se levantó y se desperezó, estirándose hasta donde le dejaban las limitaciones de su garita. Notó los brazos y hombros cansados, pero lo ignoró. Se le pasaría durante la noche, ya que tenía guardia completa. Se giró y miró la ciudad amurallada al otro lado del pantano.
Contaba la leyenda que Byzardus fue el único emplazamiento de todo Tyrennor que había soportado el ataque de la Corrupción. Eren no lo sabía a ciencia cierta, pero lo que podía ver es que, aunque había soportado el ataque, había sido por bien poco. La amplia ciudad había sido, básicamente, un cuartel masivo para las tropas de Tyrennor. Conectada a la Línea del Juramento por su parte más norte, a los pies de los últimos picos de Atlius, estaba totalmente amurallada, en forma de semicírculo. Eren conocía la ubicación de todos los puntos de la muralla que habían caído en el Apocalipsis, aunque ahora no se pudiesen diferenciar del resto de la defensa, ya que los valientes soldados que habían sobrevivido al asalto, con la inestimable ayuda de la ingeniería enana y sus silenciosos esclavos, habían trabajado duramente para volver a establecer el poderoso cordón defensivo de Byzardus.
Desde su punto de vista privilegiado, Eren veía toda la extensión de ciudad. Cruzada por el río Avlon, que entraba por el noreste de la ciudad y desembocaba por el sur, la ciudad era una última joya entre la devastación que era ahora Tyrennor. El río, con cauce lento, estaba seguido por las viviendas más bajas, que aglutinaban toda la parte de comercio de Byzardus. Después de eso, la ciudad se separaba claramente en dos mitades, dependiendo del lado del río que se observara. En la zona occidental, más próxima a la Línea del Juramento, estaba toda la maquinaria militar. Campos de entrenamiento, barracones, almacenes, herrerías, se disputaban los metros en feroz competición. Todos observados por las ruinas del Castillo del Norte, el cual defendía, a sus pies, una edificación más baja, pero que brillaba de un modo especial: la Armería de las Almas.
Esos dos bloques, rotos en muchos puntos y ennegrecidos por los combates, guardaban las armas y los viales de combate restantes. Y eran el centro de mando de Tyrennor, desde donde el general Cordias organizaba el escaso ejército con puño de hierro. Si bien su estrategia y compresión estaba siendo una bendición para las fuerzas militares, su avanzada edad empezaba a ser preocupante. Ningún hombre, por justo u honorable que fuese, escapaba a la llamada de la muerte.
Por otro lado, la zona oriental tenía campos y granjas. Valía para abastecer la ciudad, y que toda la economía pudiese quedar intramuros.
–¡Eren! ¿Estás ahí?
La voz resonó por la garita. Eren se sobresaltó y golpeó con la cabeza sobre la piedra. Soltó un exabrupto y escuchó la risa en la planta baja. Descendió la escalera con cuidado, frotándose el lateral de la cabeza.
– ¿Por qué pegas esos gritos, Caleb?
– Si en vez de ser yo hubiese sido el viejo Parchenegro, ahora estarías en problemas.
Los dos amigos se miraron y se rieron. Todo el mundo llamaba "Parchenegro" al sargento a cargo de los vigilantes de la Línea del Juramento. Otro guerrero que pronto dejaría sus armas a las siguientes generaciones... si estas llegaban a tiempo.
– Sabes que tan sólo tienes que estar atento al pantano. Me tendrías que haber visto venir.
– Estaba mirando la ciudad.
Caleb sacudió su jubón, mojando nuevamente a Eren, y sacó cuidadosamente un envoltorio. Sonrió a su amigo.
– Tienes quince minutos para subir a la siguiente garita. Pero podemos cenar algo rápido –le guiñó un ojo.
Eren escondió su sorpresa. ¿Cuánto tiempo había estado absorto mirando la ciudad? Observó que la noche ya había empezado a caer, y la fuerte lluvia se había convertido en una simple llovizna. Además, su estómago le estaba dando avisos que, sin lugar a dudas, era el momento de reponer energías. Después de eso correría a la siguiente garita, más al norte, y relevaría a su compañero durante las siguientes cuatro horas.
Se sentaron los dos en el estrecho refugio. Apenas cabían, pero, como siempre, se apañaban para cruzar las piernas y poner las rodillas consecutivas, haciendo una improvisada mesa. Caleb abrió el paquete y sacó la frugal cena, la cual contenía pequeñas raciones, e incluso algo de carne. Eren se mesó la barba, y prefirió no intuir de dónde había sacado tales viandas. Los dos soldados comenzaron a comer en silencio.
–Todos los de arriba, incluido Parchenegro, están preocupados, Eren – dijo de golpe Caleb.
–¿Mmh?
–Está pasando algo..., no me preguntes el qué. Pero siento que se avecinan problemas.
– ¿Acaso se ha enterado Sarah que ahora vas detrás de su hermana? –dijo Eren.
–¡Imbécil! –se limitó a contestar Caleb, mostrándole el dedo corazón.
Los dos continuaron comiendo en silencio. Caleb terminó su parte y se quedó mirando el pantano, oscuro, fundido con la noche. Eren miró a su amigo, con la boca todavía llena. Sus rasgos bien formados, su pelo castaño ondulado, su siempre presta sonrisa. Y ese "algo más" que lo hacía tan especial. Tyrennor nunca había seguido una línea de sangre de reyes, sino de bravos hombres capacitados. Y Eren pensaba que estaba ante el siguiente General de Byzardus. Además, sabía que no era el único que lo creía así, ya que era un rumor recurrente entre el resto de soldados.
Sonrió. Desde que eran unos críos en el orfanato, corriendo con espadas de madera, hasta superar la Vigilia para pasar incontables años de guardias en la Línea, siempre habían estado los dos juntos. Pero eso no tardaría en cambiar. Caleb tenía algo más: carisma, liderazgo, habilidad. Los hombres, aún más veteranos que él, seguían sus órdenes sin dudar, pedían su consejo y escuchaban sus ideas tácticas. Eren era tan sólo era una espada más a su lado, a sabiendas que no podría alcanzarle nunca, y menos aún con su extraño poder, el cual mantenía en celoso secreto. Pero, de todos modos, sentía sincero orgullo por su amigo. Sabía que él tan sólo subiría con Caleb unos pocos rangos más. Y que, llegado cierto momento, sus caminos se separarían. Y sería lo mejor para los dos. Eren no quería terminar perjudicando a su amigo, y con ello, sesgar la posibilidad que Byzardus tuviese el mejor general posible.
Para ser sinceros, a Eren no le importaba defender una posición de soldado, siempre y cuando la defendiese con honor. Ese había sido su trabajo durante toda su vida, y lo hacía condenadamente bien. Y, mientras, ¿por qué no? Observaría a su amigo llegar a la cumbre de todo.
Sintió, de repente, un fuerte pinchazo en la cabeza. Un dolor, una presión, como una fuerza oculta que intentaba desgarrar su misma consciencia. Se encogió durante un instante. Y el dolor, tan rápido como vino, se fue.
– Pero qué... –dijo, levantando la mirada a su amigo.
La sangre se le heló en las venas. Caleb miraba al pantano, con los rasgos deformados de puro terror.
Eren siguió su mirada y ahogó un grito. Una figura acaba de salvar las almádenas y se dirigía flotando hacia ellos. Era una mancha más oscura en la misma noche, alta, con forma de mujer vestida de luto, aunque sus límites se difuminaban en la oscuridad. Tan sólo se veían dos intensos brillos rojos donde deberían estar sus ojos.
–¡Alma en pena! –gritó Eren. Estiró con fuerza el tirador de alerta en su garita, y escuchó un siseo por encima de sus cabezas: el fuego en la cúpula se había prendido. También se encendieron las antorchas a los lados de puerta, resguardadas bajo tejas de piedra. El mecanismo llegaba más lejos, y también movería los engranajes para encender otras antorchas sitas en la parte exterior del muro, el cual permitía ver si había más bestias intentando asaltar la Línea del Juramento.
Ahora había que detener la amenaza mientras llegaban los refuerzos. Eren intentó sobrepasar a su amigo, que estaba congelado por el terror, pero no pudo destrabar sus piernas y cayó de bruces. El alma en pena detuvo su avance al llegar al corte de la luz, a escasos dos metros de él.
Eren se levantó en guardia, desenfundó su espada y miró a la abominación. Sabía a qué se enfrentaba, y que no tenía ninguna jodida posibilidad. Tantas batallas a poseídos, a robustos y a otras bestias no eran suficientes para enfrentarse a esta pesadilla. Sonrió con amargura. Si había algún momento en el que hubiese que ir con todo, era ahora. Caleb sabía de su secreto, y no sería un problema.
El soldado se irguió y miró al monstruo a la cara. Al rostro putrefacto de una mujer, tras un velo ajado, con las cuencas de los ojos brillando en un rojo intenso. Afianzó sus pies en el suelo, adelantó el escudo y apretó los dientes, dejando que la energía fluyese. Su espada empezó a brillar, y ciertas formas de armas, fantasmales, empezaron a danzar a su alrededor. Pero una mano cayó sobre su hombro.
– Eren, es un alma en pena, una de las mayores amenazas en años. Tenemos que prepararnos. Recuerda la instrucción. Nada de habilidades especiales sin conocer la situación.
Ese era Caleb. Palabras tranquilas, frialdad y control. Los refuerzos no tardarían en llegar, y tampoco sabía a ciencia cierta la capacidad del enemigo. Utilizando su adiestramiento, enterró sus impulsos y se dejó llevar por los movimientos entrenados. Rebuscó en un bolsillo de su pecho y agarró un pequeño vial de líquido azulado, que vació sobre una muesca que recorría toda su espada. El arma brilló durante un instante en blanco, para terminar de tomar un color cobalto brillante. Eren liberó el escudo metálico de su anclaje en su cadera, y cambió su pose a la estándar de los Defensores. Caleb había hecho lo mismo.
La figura se había quedado quieta. Miraba intensamente a Caleb. Los tres quedaron inmóviles.
– ¿Cómo puede haber superado las alarmas físicas y mágicas? –preguntó Eren por la comisura de su boca.
– Ni idea –concedió Caleb–. Pero son malas noticias. Hace más de diez años de la última de estas. Y si algo sé, es que son inteligentes, Eren. ¿Por qué ha venido sola?
Como escuchándolos, el alma en pena abrió unos brazos huesudos y realizó un gesto a Caleb, llamándole para que viniese hacia ella. Los soldados se separaron entre ellos, manteniéndose dentro del círculo de luz. Las otras torres vigías a lo largo de la Línea del Juramento se estaban prendiendo. El cuerno de alarma comenzó a sonar lejano. Sí, maldita sea. La Línea del Juramento respondía. Tyrennor estaba dispuesto a defenderse.
La aparición, con un gesto de hastío, levantó los brazos súbitamente y lanzó un penetrante grito. Eren saltó hacia atrás de modo instintivo, y se cubrió los oídos. Por los lados de la criatura las sombras giraron y centellearon, mientras la magia les daba forma. Con horror, los soldados vieron cómo un oscuro miasma desgarraba la noche y se terminaba solidificando, convirtiendo las sombras en cuatro criaturas del pantano. Grandes y fuertes, con la cabeza clavada prácticamente en el pecho, de piel marrón. Armados con hachas.
–¡Está invocando a Robustos, Eren! –bramó Caleb.
–¡Lo veo, joder, lo veo! –respondió Eren.
Los dos amigos sonrieron durante un momento. Cambiaron su postura levemente, en perfecta sincronía. No era el momento de contención, sino de ataque.
–¡Somos los Defensores! ¡Somos la llave de nuestra ciudad! ¡Somos los que no damos un paso atrás! –gritó Eren.
Los dos soldados saltaron hacia delante. Eren golpeó al primer robusto con el escudo, y le hizo caer para atrás. Esquivó el hachazo del segundo, y fue retrocediendo bajo su feroz ataque. Los robustos confiaban en su gran fuerza bruta, pero eso les hacía lanzar fuertes y amplios tajos. El viejo Parchenegro les había enseñado a buscar la apertura, y a no desaprovecharla.
El hacha silbó por encima de su cabeza, y Eren tan solo tuvo que levantar su espada con velocidad. Escuchó un sonido húmedo mientras la mano de la bestia, cortada por la muñeca, caía al suelo. Era increíble la letalidad que imprimían los viales en las armas. El robusto gritó de dolor, pero se revolvió y descargó un hachazo tan furibundo que Eren apenas pudo bloquear con el escudo, que se partió en mil pedazos, soltando una cascada de chispas. Con esfuerzo, el soldado se repuso, giró sobre sí mismo y lanzó un tajo que cortó profundamente la garganta de su enemigo.
El monstruo, herido de muerte, trastabilló hacia atrás, hasta que cayó apoyado contra el muro, moribundo. Eren se giró hacia el siguiente, que ya estaba corriendo hacia él, y vio que Caleb estaba aguantando, a duras penas, el combate desigual contra dos de ellos.
No podía consentirlo, la situación era desesperada. Apretó los dientes y acumuló toda su energía, que fluyó presta en su interior, formando un escudo azulado en su brazo, con el que repelió el primer ataque del robusto, el cual chilló sorprendido. Comenzó a intercambiar golpes con él, cada vez más rápidos, cada vez más poderosos, mientras su espada iba aumentando su brillo y arrancando lascas del arma de su enemigo. La adrenalina se mezclaba con el poder, y se sentía pletórico, vivo, imparable. Cuando notó que estaba repleto de dicha energía, invocó una espada en su mente, la cual se formó en aire, y la lanzó disparada contra uno de los enemigos de Caleb, al cual atravesó de parte a parte.
El enemigo de Eren aprovechó para lanzar un poderoso ataque. Pero el soldado ya contaba con ello. Bloqueó el hacha con su escudo de energía y aprovechó el momento para hacer que su espada recibiese toda la energía. Lanzó una estocada que atravesó el pecho de su enemigo, y giró la empuñadura, destruyendo su carne putrefacta. En el mismo movimiento, apoyó el pie en el pecho de la bestia y liberó su arma.
Escupió al suelo y se giró hacia el alma en pena...
Entonces, notó un segundo pinchazo dentro de su cabeza. Que le quemaba los ojos por dentro. Clavó una rodilla en el suelo mientras luchaba contras las náuseas. Su consciencia se debilitaba, y su mente se confundía. Parecía que algo intentaba suplantar su misma esencia. Notó el cansancio en los hombros, el peso de su armadura ligera, el tacto de la empuñadura de su espada, el olor a lluvia mezclado con la podredumbre de los robustos, los gritos de los refuerzos que corrían por la Línea hacia ellos... y una presencia oscura que intentaba arrebatárselo todo.
Eren luchó contra la oscuridad. Notaba el alma en pena acercándose a él, pero no podía defenderse. Levantó la mirada y vio como la abominación reía y mostraba sus garras afiladas como cuchillas. Pero Eren se sentía incapaz de alzar su arma. El alma en pena chilló fuertemente, y descargó un golpe. Eren, utilizando toda su voluntad, bloqueó con el escudo, que se partió en brillantes esquirlas azules, mientras seguía luchando en su mente. El alma en pena sonrió y volvió a levantar las garras. Eren gritó a pleno pulmón, y acabó con la oscuridad de su mente. Se incorporó de un salto, dispuesto a descargar su espada, pero Caleb apareció a su lado, lanzando una salva de endiabladas estocadas al alma en pena, que la obligaron a retroceder.
– Gracias, Caleb. –musitó Eren, parpadeando con fuerza para volver a enfocar la vista.
Su amigo le dio la espalda, quedándose frente a frente contra el alma en pena, y tomó la postura de contención. Eren agradeció el respiro, mientras su mente se aclaraba. Inspiró profundamente y se fijó en que su antebrazo, donde había tenido el escudo invocado, estaba repleto de sangre.
Sin aviso, Caleb se giró y le clavó la espada en el pecho. Eren sintió un intenso dolor, y ya no pudo respirar. Miró a su amigo a los ojos y los vio vacíos de vida. Durante un instante, Caleb parpadeó y volvió su brillo normal. Le musitó una única palabra.
–Mátame.
Pero era tarde. Eren cayó al suelo y, mientras todo se iba volviendo negro, vio a Caleb soltar sus armas y avanzar, arrastrando los pies, hacia el alma en pena. Y como ésta le abrazaba, momentos antes que se fundiesen en la noche.
Notó el frío de las piedras y el sonido de la lluvia. Hasta que, poco a poco, todo desapareció.
****
La llamada terminó en ese momento, y Ayla no dudó en atrapar el alma del soldado en una gema, la cual comenzó a brillar en un tono azul oscuro. Estaba claro que era uno de los elegidos.
Sabía que todos habían tenido que morir para ser útiles, pero algo no encajaba. Las almas en pena no debían atravesar hasta el otro lado. Y, de hecho, esa criatura en particular le había parecido... diferente al resto. Otra vez había piezas que no encajaban. Se pellizcó el puente de la nariz y miró la mesa. A su obra completa de las cinco gemas del alma, brillantes, aunque desparramadas. Pasó su mano sobre ellas...
Clinck.
El sonido y la sensación la sobresaltó, y le hizo dar un paso atrás. ¡Las podía tocar! Era una de tantas señales que significaba que el tiempo comenzaba a filtrarse, y que el momento de volver a Endarth había llegado... ¡Al fin!
Como un niño con un regalo, levantó los cristales, grandes y brillantes. No los terminaba de notar sólidos del todo, pero cuando tocaba cada uno de ellos, sentía la esencia capturada del héroe que le tendría que acompañar para liberar a Endarth: la diestra cazadora elfa, el iracundo guerrero tirkahno, la letal asesina de ojos plata, el poderoso e irónico mago y el noble soldado reclutado.
Los volvió a dejar, esta vez ordenados, encima de la mesa y sonrió. Se sentía a un paso de su libertad, por mucho que eso significase comenzar la última guerra de Endarth. Con mucho cuidado, tocó el reloj de arena, que también lo notó. Pero la sensación fue distinta: si lo intentaba levantar, sus manos lo atravesaban.
¿Qué quedaba por hacer? ¿Por qué no era sólido como las gemas? ¿O tan sólo le quedaba esperar un poco más que todo se ajustase?
Lo intentó un par de veces más, con idéntico resultado. Al final, trató de arrastrarlo, y, para su sorpresa, lo movió unos centímetros por el altar de mármol.
Y entonces fue cuando vio lo que había escondido entre el reloj y la pared. Se quedó mirando su hallazgo durante unos largos segundos, sin dar crédito. Con gesto nervioso, dio un paso atrás mientras se tapaba la boca.
–¡No me jodas! –dijo al fin.
***
¿Qué tal? ¿Os ha gustado? ¿Tenéis más respuestas, o más preguntas? Aquí estamos, para solventarlas... o puede que no!
Pero, esto no es todo (por descontado). Así que, sin más dilación, os dejamos con la ilustración de
Juanca Ortega. ¡A por ella!
¡Menuda pasada! ¿Verdad? Y, ahora sí, esto es todo de momento. Para el miércoles que viene tenemos...
¡una sorpresa! ¿Pensáis perdérosla?
Aquí os esperamos!
Gracias y un saludo!
