En la Polilla Tramposa cada jugador recibe una mano de ocho cartas y gana el primero que consigue deshacerse de ellas, para ello cada jugador ira echando una carta con un numero inmediatamente superior o inferior a la hay en la mesa, si no se tuviera para echar pues se robaría una del montón.
Por desgracia, las polillas no pueden descartarse de forma normal y los jugadores deben buscar sistemas “alternativos” para librarse de ellas, es decir, debes de hacer trampas, pero cuidado que no te pille el chinche guardián.
El chinche guardián es el jugador de mayor edad de la partida, esta carta se le asigna antes de comenzar la partida y debe tenerla delante de el en todo momento. Este deberá vigilar y detectar que jugador esta haciendo trampas y acusarlo. Pero cuenta con una ventaja, es el es el único que puede jugar cartas de polilla en la mesa.
Si lo acusa correctamente le podrá endosar una carta al tramposo y además pasarle el ingrato rol de chinche guardián, si no, robará una carta por acusar falsamente, así que habrá estar muy seguro antes de acusar a nadie.
Algunas cartas al echarlas tienen efectos especiales:
- La hormiga, todos los demás jugadores deberán robar una carta del montón.
- La araña, el que la ha jugado debe darle una carta al jugador que quiera, pero no puede ser una carta de polilla.
- La cucaracha, cualquier otro jugador (el más rápido) podrá poner otra carta del mismo número encima.
- El mosquito, todos los demás jugadores deberán matar al mosquito, es decir, deberán poner la mano encima de la carta y el último se lleva una carta de cada uno de los jugadores, pero no puede ser una polilla.
Es un juego muy divertido que les gusta a los más pequeños y a los grandes. Es un juego muy colorido y fácil de llevar.