0 Usuarios y 1 Visitante están viendo este tema.
Enhorabuena por la entrevista. Se les veía a los dos entrevistadores bastante emocionados con el producto. Quizás estaban más interesados con la plataforma Dybo, que con el juego Endarth en si. Pero es comprensible al ser el elemento más diferenciador.Pensaba que ibais a presentar el nuevo prototipo con carcasa de aluminio y mas ligero. Me lo he perdido o al final no lo habéis hecho?En la entrevista, creo haber leído que el juego llevará 100 tockens y 250 cartas. Todas con chip RFID, no? Eso tiene que subir un pico el precio del juego.
El relato, reconozco que no lo he leído y creo que prefiero no hacerlo.Para mi, ha llegado el momento en el que estoy bastante convencido del producto y leer estos relatos y/o ver partidas del juego, creo supondría una especie de Spoiler. Buena noticia que estéis aumentando la familia. Si necesitáis más apoyo, solo puede significar que os van bien las cosas y necesitáis más mano de obra para ir sacando las cosas adelante. Quizás habéis cerrado ya algún contrato de portabilidad con algún juego/editorial?
Impresionante el relato!! Un final inesperado, pensaba que se iba a salvar la cazadora jejejejePaparruchas
Como siempre una placer leeros chicos de @Mistwall Studio !Yo, al igual que @ganix , voy a dejar de leer los relatos porque quiero disfrutar del juego en todo su "apogeo" (y sin Spoilers)Que alegría saber que os vais a mudar... lo que significará que estáis creciendo y, sobre todo, que os va bien (que es lo más importante).Ahhh y Gracias por cumplir con vuestra palabra y tenernos informados todos los martes
En el del otro día dijeron que sí era el nuevo prototipo en aluminio. Y lo que más me llamó la atención es que ahora soporta hasta 6 jugadores. Así que supongo que algo tendrán planeado o para agrandar Endarth o para dar la posibilidad de sumarse otros juegos.Enviado desde mi Mi 9T mediante Tapatalk
Saludos, antiguos y nobles elfos de Edannan. Fuisteis adalides del combate, estrategas en el campo de batalla, elitistas en técnicas y maniobras.... y ahora sois una raza perdida, con un reino caído y con ruinas como vuestro único legado.Y, después de rememorar una raza perdida para siempre de la faz de Endarth (o eso dicen!), pasamos a la actualización del martes!! En esta actualización no vamos a perder las buenas costumbres de ir contestando todas vuestras preguntas!Saludos, @ganix!Sobre el relato, es algo que ocurre previo al comienzo del juego de Endarth y es, a su vez, la manera de ir presentando la situación real a la que nos enfrentamos. Sería recomendable saber qué es lo que pasa, pero tampoco es necesario, ya que mientras la aventura vaya transcurriendo, más incógnitas serán despejadas.Aún así, la información es poder (o eso dicen)...Sobre el aumento de familia... estamos completando más fases de desarrollo, necesitamos todavía más personal y más instalaciones para todo lo que llevamos entre manos... y hasta aquí puedo leer! Se te saluda nuevamente, @AbueleteX!Muchas gracias por tus palabras! Vamos a ir entrando, poco a poco, en la materia que nos ocupa. La situación, en estos primeros compases, ya se comienza a ver complicada. Necesitaremos estar muy atentos para conseguir revertir el Segundo Apocalipsis!Estate atento, queda mucho por contar!Gracias.Saludos de nuevo, @Vorian!Como he dicho arriba, los relatos no son spoilers, sino trazos y datos necesarios para ubicar la situación. Aún así, existirá un resumen (muy resumido) para comenzar el juego, por supuesto. Aún así, estos retazos de lore contienen en muchos casos información "oculta" sobre novedades que llevará el juego en sí (jejeje)... Como le hemos dicho al compañero @ganix, estamos realizando ciertos cambios estructurales, que estaban ya planeados (de ahí cuando dijimos que estábamos en un momento de aceleración y de mostrar más información!). Estad atentos! Saludos de nuevo, @ganix!Aclaramos un par de cositas:1.- La verdad es que los entrevistadores estaban muy emocionados, más que con Endarth en sí, con las posibilidades de Dybo. Les estamos muy agradecidos porque disfrutaban con su trabajo y consiguieron que la entrevista fuese muy amena y entretenida (por lo menos, así nos pareció!). Más adelante hablo un poco más en profundidad del tema, ok?2.- El prototipo de aluminio sale en el vídeo de la feria (después de las preguntas pondré los links). Lo hemos mejorado: mejor disipación de calor, cuatro altavoces integrados, más puntos de lectura (un total de 6), un tamaño que es la mitad de alto que el primer Dybo (recordemos que era de madera), un diseño más atractivo... pero, recordemos que es un prototipo. El Dybo en su "forma final" será incluso más completo que este!! 3.- Efectivamente, preveemos 100 tokens y unas 250 cartas. Aún así, sin saber qué números estaréis barajando, creo que el precio de todo será una grata sorpresa Saludos, @AlbertoGM!Añado tu respuesta a la de @ganix!Por un lado, muy bien visto todo: nuestra idea es tener la posibilidad de dar la máxima jugabilidad a cualquier juego que porte a Dybo. Y no tan sólo gracias a la conexión online (que nos permite una cantidad de jugadores prácticamente ilimitada), sino al juego de mesa propiamente dicho, "codo a codo", donde realmente se disfruta de las tiradas épicas y de los fracasos legendarios Endarth: Covenant está pensado para un máximo de cuatro jugadores simultáneos. Pero el prototipo 2.0 de Dybo no es definitivo... y tenemos ciertas balas en la recámara!!Y bueno, hasta aquí los comentarios recibidos hasta el momento. Ahora, os comentamos cosas nosotros!!1.- Actualización Como podéis ver, ni las vacaciones nos paran. Actualización "a primera hora" del martes!! 2.- Vídeo de la UK Game Expo.Para la UK Game Expo subimos un vídeo pregrabado y editado. Muchas gracias de nuevo a @Fran Scythe por su trabajo (y el de su familia), y a Juanma García por su trabajo conjunto. Hacen un gran tándem, no creéis? Por supuesto, también agradecer a Luis y Esteban del Parque Científico de la UMH su dedicación y trabajo en la grabación, en aguantarnos y luego en la postproducción.Para los veteranos que nos siguen, hay un par de cositas nuevas desde la GenCon: los iconos de ataque y defensa (rediseñados, aunque seguimos trabajándolos), los ataques de área y alguna cosita que todavía no os podemos mostrar (se nos quedaron cosas en el tintero...)Pero, como una imagen (o un vídeo) vale más que mil palabras (aunque yo no lo crea del todo), podéis verlo en: https://www.twitch.tv/mistwallstudio/video/7171848263.- Entrevista de la UK Game Expo por OnTableTop.comPor si alguien se lo ha perdido, os dejo el link de la excelente entrevista, solventada magistralmente por @Fran Scythe, donde, como se ha dicho más arriba, Warren y Justin se quedaron boquiabiertos con las posibilidades de Dybo (y, francamente, nos encantó que así fuera!!) Aquí la podéis ver! 4.- Relatos e imágenes!Y, como no puede ser de otro modo, tenemos que despedirnos con una ilustración (¡100% pata negra!) de Juanca Ortega. Porque los relatos que estamos subiendo son importantes... tanto como para ilustrarlos del siguiente modo... ¿de verdad no os pica el gusanillo? jejejeQuedamos a la espera de vuestros comentarios! Feliz martes!!
Con ganas de leer el siguiente relato Paparruchas
Hola chicos de @Mistwall Studio!Como siempre, un placer leeros Gracias por la aclaración sobre los relatos que estáis exponiendo por estos lares... la verdad es que me da algo de "pena" que la gente que no entre en DS se pierda parte de este lore (porque entiendo que estos relatos no saldrán en ningún sitio no? o estáis pensando en un posible libro como SG ?)Sobre el arte de JuanCar... la verdad es que me está gustando bastante (incluso diría que un poco más de el de Benzal, ya que el de Benzal era muy "siempre lo mismo")Bueno, pues ahora toca el turno de las preguntas (no os vais a librar tan fácilmente) ¿Sabemos algo más de futuros juegos para DYBO?Leí a @ganix que el próximo proto de DYBO será de aluminio...algo que me parece que le da una "Luxificación" al producto brutal...se podrá escoger entre colores (negro, plata, blanco....)? Os vais a planteado hacer un pledge para "grupales" o para tiendas?.Pues nada... estamos a Sábado, así que en nada es martes y tenemos nuevas píldoras!Un Saludo y Gracias!
"No creáis que es fácil comprender la mente de un mago, muchachos. Si algo he aprendido de mi experiencia con ellos es que no ven las cosas igual que el resto de los mortales. ¿Que uno de ellos despunta en alguna habilidad? Harán lo posible por eliminarlo o eclipsarlo, en vez de pedirle que llegue lo más lejos posible y que su genialidad se convierta en beneficio de toda la magia. En cambio, si varios de ellos trabajan en un estudio en común, por estéril o banal que sea, serán reconocidos por los demás (siempre y cuando ninguno de ellos intente acaparar más mérito que sus compañeros). Por eso cayó el Gran Maestre de los Arcanos, Ágamon, asesinado por sus propios compañeros. Y este evento desató una gran guerra mágica que acabó con tantos y tantos magos. Fue por lo que instauraron la Triada como cúpula absoluta de la Orden, porque asumieron que eran unas serpientes escurridizas y traidoras, y supieron que diversificar el poder era su única vía para la subsistencia.No os fiéis de ellos nunca. Porque ellos no lo harán de vosotros."-- Extracto de la charla del "viajero" al grupo de mercenarios de Storia.Bueno, bueno, bueno... ¡¡bienvenidos de nuevo a una nueva actualización de Endarth!! Este "viajero" también resultará importante, pero... ahora no es el momento de hablar de él, sino de contestar las pocas preguntas formuladas (se nota el verano, eh?). ¡Vamos!Saludos, @AbueleteX, que siempre estás ahí.Pues bueno, para un lector confeso que tenemos, tampoco vamos a parar la maquinaria, ¿verdad?Llega el siguiente relato: El lobo desterrado. Esperamos que te guste (y su ilustración se mostrará el viernes!!!) Siéntete libre de discutir cualquier aspecto sobre el desarrollo de los personajes con nosotros y... ¡esperamos que lo disfrutes!Hola, como siempre, @Vorian!Vayamos por partes, ya que vamos a contestarlo todo!1.- Los relatos que están colgados en DarkStone también están en el blog de endarth.com y, sí, querríamos poder recopilarlos, junto con las ilustraciones a "full confort" en algún medio físico... pero eso todavía no lo tenemos del todo formado, jejeje 2.- Los artes son distintos. El de Benzal es exquisito, y el de Juanca también es brutal. Lo importante es eso, que disfrutéis de las ilustraciones, que nos ayuden a vivir la experiencia de Endarth desde más puntos de vista, con la calidad y el mimo que le estamos dando a todo.3.- Estamos deseando poder dar noticias sobre nuevos juegos para Dybo, pero todavía no podemos decir nada. Seguimos trabajando en ello y estamos dando los pasos necesarios... vista al frente, pero paso seguro!4.- Nuestro nuevo prototipo es de aluminio, pero no es definitivo. Tenemos una base 100% funcional (demostrado), pero estamos trabajando en llegar a cuotas todavía más altas de rendimiento y contenido. Mark my words, my friend: Dybo llegará aún más lejos!5.- No, no hay pledges previstos para grupos o para tiendas, aunque todavía no nos hemos zambullido en ese aspecto. Lo que sería interesante es poder hacer algún tipo de guiño a los foreros de Darkstone que nos estáis acompañando por este camino. Créeme que estamos valorando opciones (¡Y me da igual cuánto me roguéis o torturéis, no diré nada más!!, jajajaja ).Y, bueno, una vez contestado todo lo importante, pasamos al siguiente punto. El relato de "El lobo desterrado", el cual también podéis encontrar aquí: https://endarth.com/0-2-el-lobo-desterrado/?lang=es, o bien leer a continuación!! Las luces mágicas destellaron a través de los cristales de la vieja cabaña. En su interior, Ayla, la última de la Orden de los Interventores, se sentía poderosa de nuevo. La magia crepitaba a su alrededor, viva, indomable, como antaño, con la gran diferencia que ya no estaba sometida a las restricciones mágicas de Endarth. Ahora, nada le detenía de utilizar la energía pura que fluía entre los dos mundos y podía desatarla sin consecuencias. Apretó los dientes y levantó su puño por encima de su cabeza. Con lentitud, grandes ramas de energía formaron una espiral a sus pies, quemando los viejos tablones, mientras fuertes latigazos eléctricos surgían de su cuerpo, con tanta violencia que los sentía retumbar en su pecho. Concentró el hechizo en su puño, mientras todo temblaba a su alrededor. Gritó las antiguas palabras y abrió la mano. La explosión ocurrió con violencia, pero en total silencio, lo que la hizo todavía más aterradora. La cabaña, con todo su contenido, se vaporizó al instante, a la vez que varias hectáreas de bosque alrededor de la Interventora, no dejando más a la vista que tierra y piedra desnuda; el cielo y las nubes se abrieron, eliminadas de la existencia; incluso la luz y el viento se quedaron fuera del radio de acción del conjuro durante unos instantes. Ayla tuvo que parpadear varias veces antes de poder enfocar la mirada y dejar de ver puntitos de colores. Después, sonrió satisfecha cuando vio el humo, negro y aceitoso, brotar del suelo muerto a su alrededor. Su potencia mágica se había multiplicado, ahora que había aceptado que era un ser del Intersticio, una entidad fuera del espacio y tiempo de Endarth. Su falta de cuerpo físico se compensaba con un exceso de energía mágica, lo cual era una aptitud muy valiosa en las actuales circunstancias. Con un movimiento lento, cruzó las piernas y se sentó en el suelo, recobrando el aliento. Cerró los ojos y esperó. Un momento después, cuando los volvió a abrir, se encontró de nuevo en su cabaña. Y no le hacía falta mirar afuera para confirmar que todo había vuelto al instante justo de su sacrificio. –He vuelto. No hay duda –musitó. –Siempre tuviste ese poder, niña. Pero lo perdiste. No nos hiciste caso, no quisiste escuchar, y al final te viniste abajo –dijo una voz de anciana a su espalda. “Justo al contrario, recuperé mi poder conforme os ignoré. Vosotros me habíais convertido en una niña. Vosotros os alimentasteis de mis miedos y los fuisteis utilizando para empequeñecerme poco a poco, hasta casi destruirme.” – quiso responder Ayla. Pero las palabras no surgieron de sus labios. Sabía que no hacía falta. –¡No! No puedes culparnos. Te hemos protegido, es lo que hemos hecho. –No puedes evitarnos, niña. Somos parte tuya. Tú nos creaste para soportar tu encierro. –No queda nada más de ti, ni en Endarth ni en el Intersticio. Tan sólo te acompañamos porque sabemos que estás condenada. – Silencio –dijo Ayla. En su interior, todavía tenía ciertas dudas al respecto. ¿Eran las voces fruto de su cruel confinamiento durante décadas, sin orientación temporal de ningún tipo? ¿O bien eran parte de las almas que se habían quedado atrapadas en el Intersticio, que habían conseguido llegar hasta ella? La Interventora no podía saberlo, y temía que nunca pudiese. Si bien no olvidaba lo realmente importante: ahora ella controlaba la situación. Se giró y miró las gemas del alma, el tenue brillo verdoso de una de ellas. Ya tenía a una arquera elfa. Ahora sería cuestión de esperar al siguiente elegido. Se incorporó y, sintiendo una leve brisa en el rostro, se encontró a si misma a la entrada de una ciudad en ruinas, a los pies de una imponente muralla blanca, ahora ennegrecida y destruida en muchos puntos. El nombre no tardó en formarse en su mente, junto con una gran sensación de angustia: estaba a las puertas de Taldrim, la Ciudad Blanca, uno de los puntos estratégicos más importantes de Tyrennor durante la Primera Era. El resultado final de años de cooperación previa entre humanos y enanos, cristalizado en avances tecnológicos impensables en ramas tan dispares como el desarrollo militar o el agrícola, si bien su mayor logro había sido su majestuosa muralla, la cual había convertido a la ciudad en una gigantesca fortaleza inexpugnable. Ayla negó con la cabeza, con la perspectiva del aquí y ahora. La devastación que la rodeaba la corrigió con dureza: casi inexpugnable. ¿Cuándo había caído la Ciudad Blanca? ¿Cómo había sido posible, qué ejércitos la habían doblegado? Los orgullosos torreones estaban destruidos, los grabados en piedra, con letanías antiguas de nobleza y valor, arrasados. Los miles de escudos de familias nobles esculpidos en las robustas paredes, irreconocibles. No quedaba nada en absoluto de aquella orgullosa joya. Haciendo un esfuerzo, Ayla dio su primer paso hacia las ruinas. Con el corazón encogido en un puño, vagó por la ciudad, siendo invisible para los escasos moradores, sintiéndose poco más que un mero fantasma de una época pasada. Esto le valió para constatar una triste verdad: la noble ciudad de Taldrim no tan sólo había muerto, sino que habían profanado su cadáver y lo habían convertido en un zombie putrefacto. Los nuevos asentamientos levantados sobre los escombros de la antigua ciudad, anárquicos y situados en el extrarradio, al refugio de la muralla, eran un nido infecto de ladrones, asesinos, estafadores y cualquier otro paria de la sociedad. Ayla no albergaba dudas. La humanidad tenía muy difícil alcanzar las mayores cotas de bondad y compasión, pero no tenía límite cuando tenía que hundirse en el pozo de perversión y malicia. En eso, la raza humana estaba muy por encima de los elfos y los enanos. Y eso la enfurecía. Sus pasos se detuvieron ante un edificio en particular, pegado a una parte más sólida de la muralla. Y supo que estaba exactamente donde debía estar. De algún modo, oculto incluso para ella, la misma magia de su maestra le indicaba el camino. Y éste le llevaba a la taberna “El Gran Oso Pardo”. *** La taberna “El Gran Oso Pardo” era muy frecuentada por los viajeros que pasaban por Taldrim. En su interior tan sólo había unas pocas velas mortecinas, un puñado de taburetes en la barra y unas mesas desperdigadas. Ambiente apropiado y suficiente para las pretensiones de la clientela, que deseaba un sitio tranquilo y anónimo donde beber hasta emborracharse. Muchas veces, si la ruta te hacía pasar por Taldrim, era necesario olvidar durante una noche antes de proseguir el camino. El tabernero, un hombre bajo y robusto, vestido con un delantal que era acorde con la falta de higiene del resto del local, limpiaba las jarras sin demasiado entusiasmo. Se llamaba Warden, y era uno de los pocos “comerciantes” de Taldrim a los que se respetaba. Mucho de eso tenía que ver con que nunca hablaba mal de nadie, no cuestionaba los inevitables ajustes de cuentas que ocurrían en su local, y sus contactos para suministrar alcohol de baja calidad nunca fallaban. Warden dejó las jarras en una pila, con la misma suciedad, pero mejor repartida y miró al semidesierto local. Estaba siendo una noche tranquila y eso era bueno. Había prescindido de uno de los dos guardas de la puerta y así se ahorraría unas pocas monedas de cobre. Warden tenía un sexto sentido para los problemas, y también tenía dos guardas que eran antiguos militares, huidos de la defensa de la Línea del Juramento, a los cuales les pagaba por noche. Y, por si la velada se volvía interesante de verdad, dos ballestas y un garrote de metal bajo la barra. Fue entonces cuando la puerta de la entrada, desgastada por los años y combada por la humedad, crujió y se abrió, dando paso a un guerrero tan alto que tuvo que agachar la cabeza para pasar por el dintel. Warden se quedó mirándole fijamente, y le comenzaron a picar los brazos, señal que la noche comenzaba a complicarse. El pesado silencio que se extendió entre los escasos parroquianos tan sólo le confirmó la sensación. El gigante se irguió con toda su altura y miró en derredor. Esto le generó a la clientela un súbito interés por sus bebidas, las marcas en la madera de las sucias mesas, o, en los casos más desesperados, el techo carcomido de la taberna. Aún sin el sexto sentido de Warden para los problemas, todos entendieron que cruzar la mirada con el recién llegado era una mala elección. Cuando el guerrero terminó su lento estudio de la sala, se acercó a la barra dando grandes zancadas. Warden había visto desertores y traidores de casi todos los puntos de Endarth, y no necesitó demasiado para adivinar que su invitado era un bárbaro de Tirkah, los cuales no eran demasiado queridos en lo poco que quedaba de Tyrennor. Warden defendía que, si bien los mercenarios que guardaban su puerta eran desertores, bueno, de algún modo eran traidores de su tierra, habían nacido allí y en algún momento (puede que breve) habían defendido la bandera del país. Pero los salvajes tirkahnos tenían en su pasado las alianzas con el país vecino de Damardas, y habían hostigado sin piedad los puestos fronterizos de Tyrennor… y, bueno, eso era ser peor que un traidor. Según su lógica, se clasificaban en antiguos enemigos, aquellos que habían estado en contra de ellos toda su vida. Con lo cual, apelando a un sentido tanto patriótico como comercial, el tabernero concluía que el oro estaba mejor en sus bolsillos que en los de dichos maleantes, por lo que dibujó una media sonrisa en su rostro mientras el amenazante bárbaro llegaba a la barra. El guerrero se apoyó con dos brazos que parecían dos troncos. Vestía con los ropajes típicos tirkahnos: escasamente nada de armadura, salvo una hombrera de cuero endurecido recubierto de colmillos en un hombro, además de las guardas de piel de los antebrazos. Warden conocía parte de la cultura de Tirkah, y sabía que no utilizaban apenas metal para sus armaduras, salvo quizá la enorme coraza abdominal con motivos de lobos que portaba. Por lo demás, aunque mostraba el musculoso torso al aire repleto de cicatrices de batalla y tatuajes tribales, llevaba pantalón largo de piel con botas altas y cruzadas. El tirkahno se inclinó sobre la barra y escudriñó las sucias baldas repletas de bebidas a la espalda de Warden. El tabernero se fijó en su cara; mostraba los lados de la cabeza rapados, llenos de tatuajes; el cabello lo llevaba recogido en una coleta, de color castaño oscuro, al igual que la desordenada barba. Casi de inmediato, el guerrero le indicó una botella que estaba al fondo, cuadrada y pequeña. Warden se quedó mirándola un instante, y sonrió para sus adentros. La rescató de la estantería y cogió una jarra de madera, ya que estaba seguro que una de metal no soportaría el licor: una bebida tirkahna que no sabía bien cómo había llegado hasta él. Nadie la consumía, ya que podía tumbar fácilmente a un hombre. Warden había ganado un buen dinero en apuestas contra valientes bebedores, que a su vez no solían ser los más inteligentes de su grupo. Cuando descorchó la botella, el intenso olor le golpeó como un puño, haciéndole parpadear varias veces. Se rehízo y apuntó con cuidado para no derramar el brebaje, llenando la jarra hasta la mitad. –Khan quiere la jarra llena –dijo el bárbaro con voz ronca. Warden levantó la mirada y la cruzó con el tirkahno. Se percató que sus ojos eran cada uno de un color. –La bebida se paga antes –dijo, aguantando la mirada con esfuerzo. Escuchó varios susurros entre la clientela de la taberna. A la escoria le gustaba el espectáculo, sobre todo cuando era gratuito, tenía pinta de ser violento y no estaban ellos incluidos. El bárbaro sonrió, lo que fue lo mismo que enseñar los dientes. Warden vio que sus colmillos sobresalían, y sintió un escalofrío. El guerrero metió la mano en una bolsa de cuero que llevaba en el cinturón y estampó con violencia una moneda de plata contra la barra que hizo temblar las jarras y levantó algún respingo entre los atentos espectadores. Warden vio la guarda de su puño, terminada en dos largos colmillos de hueso, cubiertos de sangre seca. Tragó con dificultad, pero tomó la moneda y la guardó en el laberinto de bolsillos ocultos bajo su delantal. Acto seguido, llenó la jarra hasta el borde. –Cuando la termines, tienes otra ronda. Ya has pagado por ella. El guerrero se quedó mirándole durante un instante, valorando la información. Tras parecer que la había entendido, apenas movió la cabeza en forma de saludo y se giró para sentarse en una mesa. Entonces Warden vio su espalda. Y como cargaba un trozo de metal, el cual era demasiado grande, demasiado tosco y demasiado salvaje como para llamarse espadón. Era más bien un bloque de metal agarrado a una larga empuñadura a dos manos, rematada con una cabeza de lobo de plata. Los brazos le comenzaron a picar con mucha más intensidad. El guerrero llegó a una mesa en un rincón, y se sentó con tranquilidad. Warden, sin apartar la mirada, rescató la moneda de plata de sus bolsillos ocultos, y la observó con detenimiento. Casi con toda seguridad el bárbaro era un mercenario, y había terminado algún tipo de encargo al sur de Tyrennor. Warden tenía información sobre los terratenientes que llevaban años peleando por ampliar sus dominios, por lo que toda esa área se había convertido en una tierra de muerte y oportunidades. El tabernero mordió la moneda con cautela y estimó que el bárbaro no sabía utilizar tampoco el dinero, ya que el valor de la moneda sería suficiente como para comprar más de veinte botellas. En ese instante, algo se rebeló dentro de él. Warden siempre había sido un comerciante, y era capaz de ganar beneficio de casi cualquier situación. Pero no era un desalmado. Después de pensarlo durante un poco, agarró la botella y se acercó al guerrero. Vio que la jarra estaba ya vacía, y que el tirkahno no se había derrumbado, lo cual decía mucho de su resistencia a ese veneno. Y también que mantenía la mirada que tantas veces había visto: fija sobre un punto imaginario de la mesa, diez centímetros por encima de la jarra. Warden conocía bien a la gente, sobre todo cuando estaban peleando contra sus propios demonios. –Invita la casa –dijo mientras le dejaba la botella en la mesa. El guerrero le miró, y Warden vio un atisbo de tristeza en su rostro. Después, el bárbaro contempló la botella en la mesa, y estuvo durante unos instantes quieto, como intentando entender la nueva información. Finalmente, clavó su mirada sobre Warden y se dio un pequeño golpe en el pecho, como símbolo de agradecimiento. El tabernero le saludó con la cabeza. Para su propia sorpresa, le había caído bien el tirkahno. Volvió tras la barra, continuando con sus tareas. Poco a poco, el murmullo de los bebedores fue volviendo, y la noche, contra todo pronóstico, continuó por sus cauces normales. Hasta el momento en el que se desató el infierno en Taldrim. Warden lo notó al instante. Un incremento en el constante bullicio del asentamiento, junto con lo que parecían gritos o golpes de armas. Y no fue el único. Sintió los movimientos instintivos de la clientela, guerreros curtidos, en busca de sus armas. Aquello era ridículo, razonó. No había ningún motivo para que nadie intentase asaltar aquel nido de podredumbre. Otro pensamiento le llegó a la cabeza: tampoco había nadie que lo defendiese. Escupió al suelo, agarró la ballesta y la amartilló con movimientos precisos. Entonces la puerta saltó disparada hacia dentro y entraron tres hombres en la taberna. Sus cuerpos se movían gracias a violentos espasmos, como si cada parte tuviese decisión propia. Aún en la penumbra, Warden vio sus rasgos desencajados, su piel amarillenta, sus ojos dementes. Y escuchó su grito de guerra. Como lanzados por un resorte, los dos primeros atacaron indiscriminadamente con sus espadas a la clientela de la taberna, la cual estaba ya preparada. El tercero disparó su arco y la flecha atravesó el pecho de Warden. Casi en el mismo momento que el virote lanzado por la ballesta del tabernero le hacía explotar la cabeza. Warden golpeó contra la estantería de atrás con violencia, y cayó de rodillas. El arma se le resbaló de las manos mientras las fuerzas le abandonaban. Escuchó cómo el combate se desencadenaba al otro lado de la barra. Muchas botellas de alcohol se habían hecho añicos a su espalda, y el líquido rezumaba por todas partes, al igual que su sangre. Al final, la noche, de tranquila, no iba a tener nada. –Hijos de puta –musitó. Con esfuerzo, agarró una pequeña vela que había caído en el suelo y la acercó al charco de alcohol de mala calidad que había a su alrededor. La vista se le nublaba, pero sonrió. Quizá estaba bien cambiar de negocio. Hoy cerraría la taberna. La llama lamió el líquido. Y todo acabó para él. *** Khan eligió la mesa más alejada en la maloliente taberna y se sentó de espaldas a la pared; así podía ver toda la habitación. Los credos del clan Sombra de Lobo pronunciaban que todo lobo cuidaba la espalda de sus hermanos. Por eso, desde su exilio, Khan se sentía muchas veces más inseguro en lugares como ese antes que en campos de batalla. Negó con la cabeza y cogió la jarra con delicadeza. El primer trago de rankah fue tal y como lo recordaba: agresivo y salvaje. Le escoció en la boca, le ardió por la garganta y le acuchilló mientras le bajaba por el pecho. Pero lo más duro fue las memorias que el áspero brebaje trajo consigo; los recuerdos de sus compañeros de batalla bebiendo y festejando, al calor del fuego. Todo aquello que le había dado sentido a su vida y que había perdido desde hacía años. Khan tampoco era de pensar demasiado las cosas: sabía que Kah, el Dios Padre de la Guerra, le había puesto a prueba de muchas maneras, pero Khan siempre había superado todos los desafíos en el campo de batalla. Pero cuando se refería a cualquier otra acción que no fuese el combate, todo era demasiado complicado, demasiado difícil de comprender para él. Aun así, Khan no se consideraba un ignorante, sino un superviviente, que sabía que su destino estaba sellado. Por mucho que se mantuviese alerta, a sabiendas que los clanes de Tirkah no eran especialmente queridos por aquellas zonas, también sabía que caería en esa tierra maldita, lejos de lo que alguna vez llamó hogar. No quedaba más honor para él en ningún sitio, sino un triste vagar hasta su último combate. Sorbió el rankah con cuidado. Los dolorosos recuerdos, azuzados por la bebida, pasaron fugaces. Recordó a su hermano, luchando a su lado, durante tantas campañas y triunfos. A Bélegor, su maestro, enseñándole y empujándole para ser en próximo Elegido del Clan. Y a Thea… Siempre recordaba a Thea, al menos una vez todos los días. Pero el rankah no tuvo piedad, y volvió al día más oscuro, al principio de toda la desgracia que había caído sobre Khan, al día que Thea, su esposa, había sido asesinada por el Anciano de Sombra de Lobo. Ese maldito día en el que Khan había perdido toda la esperanza, que había sido poseído por Ilos, el dios loco hermano del Padre de la Guerra, en el que había matado a tantos y tantos de su mismo clan. Cerró los ojos y volvió al último momento, a cuando había agarrado la cabeza del Anciano entre sus manos cubiertas de sangre, después de acabar con toda su guardia de honor. Escuchó de nuevo los gritos del miserable asesino, sus balbuceos pidiendo clemencia, mientras las garras de Khan apretaban sin piedad, haciendo crujir los huesos de su cráneo. Lentamente. Hasta convertir su cara en una pulpa sanguinolenta. El corazón se le aceleró y sus manos se crisparon sobre la jarra. Khan no se arrepentía de ello. Nunca lo había hecho. Sus dedos recorrieron lentamente las cicatrices que recorrían su hombro, donde antes había estado el tatuaje de su pertenencia al clan Sombra de Lobo. Si bien eran cada vez eran menos comunes esos momentos de dolor y añoranza, el rankah había ayudado esta vez. Echaba de menos a Thea, su mirada brillante, sus caricias y su paciencia para explicarle las cosas. Con ella a su lado, se había sentido tranquilo, ya que ella se había encargado de las cosas difíciles. Por eso prefería estar envuelto en una campaña, golpeando y matando con su espada, como la bestia desprovista de cabeza, corazón y honor que realmente era. El golpe de la botella sobre la mesa fue inesperado. Levantó la vista y vio al tabernero, que le miraba con media sonrisa en el rostro. –Invita la casa –dijo, dejándole el rankah. Khan no sabía cómo actuar en esos momentos. Estaba bastante seguro que utilizaba mal el “dinero”, pero tampoco era algo que le importara en absoluto; al igual que había escuchado a otros mercenarios reírse de él a escondidas, cuando realizaban ciertos rituales que él no entendía. Estuvo unos instantes mirando a la botella, y después al tabernero. No le estaba pidiendo más dinero, o eso le parecía. Dudó, pero, finalmente, se golpeó una vez el pecho con el puño, a la altura del corazón. El gesto de mayor agradecimiento que conocía. El tabernero asintió y se retiró. Khan se quedó mirando la botella, y no tardó en volver a llenar su jarra hasta arriba. No debía equivocarse, el tabernero no era su hermano de batalla. Nunca más volvería a pertenecer a ninguna manada. En su futuro tan sólo quedaban combates que librar, donde estaría solo en ambos bandos, hasta que Kah lo llamase a su mesa. Ahí es donde sabía que sería perdonado por el Padre de la Guerra y se le permitiría volver a ver a Thea. Sonrió levemente. No sería un mal final. Y entonces lo sintió. Estaban bajo asalto. Le dio un gran trago a la jarra y agarró con un movimiento instintivo su espadón, en el mismo momento que la puerta salía disparada para dentro. Entraron tres guerreros. Conforme los vio, Khan se detuvo, paralizado por un miedo ancestral. Algo en su interior le gritaba y le hablaba de oscuros presagios. Le vinieron a la mente antiguas historias, de una gran alianza de los clanes, y de la traición por “los poseídos” entre los mismos hermanos de batalla. Pero Khan no había retenido los detalles de aquellos relatos de épocas antiguas, de cuando los elfos de Edannan eran honorables enemigos de los tirkahnos. Los asaltantes atacaron con sus espadas a los guerreros más cercanos, y el tercero disparó con su arco. Khan gritó para sacudirse las cadenas del miedo. Saltó hacia adelante en un movimiento animal, dejando que su peso le ayudara a blandir su espadón por encima de su cabeza. El violento semicírculo de la colosal arma destrozó una viga de madera del techo antes de caer sobre un enemigo en un brutal tajo descendente. Aunque éste se revolvió e intentó bloquear con su espada, Khan lo atravesó con el golpe. El arquero había sido abatido y el otro combatiente estaba perdiendo terreno contra los guerreros de la taberna. Khan se volvió rápidamente. Vio por el hueco de la puerta que se acercaban más poseídos, sobre una decena. Sonrió y agradeció a Kah que le hubiese evitado el tener que pelear contra los dolorosos recuerdos. El Padre de la Guerra había decidido que esa noche tuviese enemigos que podían sangrar. Y Khan honraría el regalo. Inspiró y blandió su arma, que escupió la sangre de su última víctima contra el suelo. Se entregó a la furia que ardía como el fuego en su interior de un modo puro y total. Gritó a pleno pulmón y la empuñadura de su inmenso espadón crujió bajo sus manos. Conforme se lanzó a por ellos, una lengua de fuego se expandió por el interior de la taberna y, aunque Khan notó el golpe de calor, no detuvo su carrera. Los enemigos lanzaron a su vez un grito de guerra, que quedó apagado por el de Khan. Perdieron parte de su arrojo, dudando al ver al berserker devorar los metros hacia ellos, gritando como un poseso y enarbolando el gigantesco espadón. Un error fatal ya que, cuando intentaron reaccionar, era tarde. Khan descargó su arma y decapitó a uno de ellos sin detenerse. Saltó para el lado, esquivando una estocada, y golpeó rápidamente con el mango de su arma en la cara de otro enemigo, que cayó para atrás aturdido. Apoyó firmemente los pies en tierra, utilizó el movimiento de cintura e hizo un amplio círculo con el espadón, que partió a dos enemigos por la mitad. Los otros seis intentaron rodearle, pero Khan no se detuvo. Se lanzó contra el más cercano, dándole una salvaje patada que le hizo caer y lo remató en el suelo. Se giró y dos de ellos le atacaron a la vez. Utilizó el espadón para defenderse del ataque, bloqueando las armas, y, con un gruñido animal, los empujó lejos. Un tercero apareció por su espalda y, aunque Khan intentó esquivar la estocada, la espada le cortó en el brazo. El dolor fue satisfactoriamente real, aumentado su furia. Lanzó un rápido puñetazo con su brazo derecho, y le atravesó la cabeza con la guarda de hueso con un sonido seco. La retiró con rapidez mientras el enemigo se desplomaba inerte. Entonces, una salva de flechas negras cayó como la lluvia, lo cual le sorprendió. Vio un puñado de arqueros a varios metros, ya preparando una segunda descarga. En su vasta experiencia, nunca había visto que se disparara contra las tropas aliadas. La figura encapuchada que los comandaba levantó el brazo para que recargaran. Reparó que tan sólo quedaba uno de los poseídos en pie, y estaba herido. Se lanzó hacia delante y lo ensartó con su espadón. La segunda tanda de flechas volvió a golpear con fuerza, pero Khan se protegió bajo el cuerpo de su enemigo. Fue cuando se dio cuenta que sus heridas eran peores de lo que había supuesto. Tenía varias saetas negras clavadas, que rezumaban un extraño vapor verde, haciendo burbujear su sangre. La furia del momento, ayudada por el rankah, lo había dejado insensible al dolor. Khan sabía que podía soportar gran daño en el fragor de la batalla, pero algo estaba mal con estas flechas. La energía, la vitalidad, su vida, se escapaba de su cuerpo. Se irguió con esfuerzo y notó que le faltaba el aliento. Arrancó la espada de su víctima, y la clavó en el suelo. Se apoyó sobre el fiel trozo de metal, impregnado en sangre. El aire ardía cuando entraba en sus pulmones. Miró a los arqueros con odio, e intentó lanzar un grito de guerra. O una última maldición. Pero tan sólo un borbotón de sangre salió de sus labios. Justo antes que la tercera descarga de flechas cayera sobre él. *** Ayla lanzó el conjuro con celeridad, a sabiendas que el rudo guerrero era uno de los elegidos. Pero, mientras completaba el ritual, varios pensamientos se entrecruzaron en su mente. ¿Por qué habían atacado el asentamiento? No tenía riquezas, y los asaltantes terminarían siendo reducidos. Ayla intuía que algo no encajaba ahí, pero no sabía qué era. Pero lo que más le hacía pensar era la extraña figura encapuchada, cuya esencia mágica era distinta a todo lo que había conocido. Maldita sea, le faltaba demasiada información. Ayla ni tan siquiera sabía el año en el que se encontraban, o cómo estaba la balanza de poderes en todo Endarth. Lo único que realmente sabía es que ya tenía a otro elegido para llevar a cabo el último pacto. Maldijo por lo bajo. Y, mientras la ciudad desaparecía de su alrededor y volvía a su cabaña, una gema del alma se iluminó con una tenue luz rojiza. ***Y esto es todo. Muchas gracias por vuestro apoyo y compañía. Esperamos vuestros comentarios!!
Como siempre, increíble el relato. Se puede intuir poco a poco la historia y pinta muy bien Una frase que me chirría un poco es "la espada le cortó en el brazo", igual podría quedar mejor " la espada le hizo hizo un tajo en el brazo", pero bueno, sólo es una sugerencia Por lo demás, gran relato, mi enhorabuena Paparruchas
Muy wuappo el efecto de movimiento en la imagen. Por curiosidad y partiendo que no tengo ni idea de dibujar, se puede conseguir ese efecto directamente, o hay que pasar por edición de imagen digital?
Desenfoques gaussianos
Eso no será un chiste entre dibujantes como lo de la junta de la trocola, verdad? 🤨Ya he dicho que no se de dibujo y eso de desenfoque gaussiano me suena a efecto de las armas Necronas en WH40K. 🤣