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Endarth: Covenant 🔥🏹🗡

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« Respuesta #1395 en: Septiembre 06, 2020, 07:43:08 pm »
Adelantando la respuesta de Mistwall, me suena que al principio no había fuego amigo, pero tras Essen, los jugadores les sugirieron implantarlo. Y que efectivamente, seria algo a poner o quitar a elección.
El juego Endarth está cerrado para hasta 4 jugadores. Siempre en modo heroes. No se ha visto que los enemigos tengan cartas, tockens de activación,... por lo que los enemigos tiene pinta que siempre los  controla Dybo.
La razón de poner hasta 6 jugadores es para que se puedan portar otros juegos que efectivamente tenga ese número de jugadores. Aunque me imagino que el bicho tendrá la posibilidad de enlazar un móvil que haga de lector RFID para aumentar ese número de jugadores.
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« Respuesta #1396 en: Septiembre 08, 2020, 11:39:58 pm »
Saludos, chamanes de los clanes de Tirkah. Sois la voz de Kah, los únicos que veis en el hilo de la vida, la conexión con el Padre de la Guerra... vuestra responsabilidad en los devenires de la isla de los bárbaros es total... aunque eso ya lo sabéis.

Y hoy es ¡martes! por lo que toca nuestra nueva píldora de Endarth! ¿Estáis listos? ¡Nosotros sí!

Vamos, como siempre, a seguir la estructura: comenzando por responder vuestros comentarios!

Fantástica ilustración

Paparruchas

Como siempre, un placer verte por aquí, @AbueleteX!

Nos encanta que te guste la ilustración de nuestro bárbaro menos diplomático. Lamentablemente esta semana no tenemos relato (aunque haré lo posible por filtrar algo el viernes... pero no me hagas mucho caso, ¡me juego el cuello!  ;D).

Nos vemos!

Se puede hacer dibujando, pero es bastante más sencillo ayudarse de desenfoques gaussianos y de movimiento en Photoshop :)

Saludos de nuevo, @Altea. ¡Cuánto tiempo!

¿Cómo va todo? Al final hemos tomado en cuenta tu feedback de Essen (junto con el de mucha otra gente, ojo  ;D), y tenemos ataques de área y, próximamente, el auto-selector cuando haya un único enemigo (que esa idea fue inicialmente tuya, y así se "acreditará" allá donde se pregunte!) ;)

El que sabe de photoshop... sabe...

Eso no será un chiste entre dibujantes como lo de la junta de la trocola, verdad? 🤨
Ya he dicho que no se de dibujo y eso de desenfoque gaussiano me suena a efecto de las armas Necronas en WH40K. 🤣


(Por Sanguinius!!) 8)

No, no son las armas Gauss de los necrones, pero, mira, me ha sacado una sonrisa.

Después comentamos un poco más en profundidad tu siguiente respuesta, @ganix!

No, es cierto ;)

Es un filtro de Photoshop  :)

Se te saluda, @tylerdurden8!

Lo dicho más arriba: ¡el que sabe, sabe!  8)

Un lujo, de veras chicos de @Mistwall Studio, teneros por aquí y que nos mostréis lo que nos estáis mostrando...
Como ya llevo comentando desde que fichasteis a JuanCa, impresionante la ilustración...
Con más y más ganas de que salgáis en Ks.
Una pregunta que, no recuerdo si ya se hizo, pero que me "preocupa" un poco... ¿Cuánto tardareis, una vez terminado la campaña de Ks, en entregar el producto? Lo pregunto porque si se demora mucho en el tiempo, tal y como evoluciona de rápido la informática y la tecnología, puede que nos llegue un producto "obsoleto" (no sé si me entendéis?). Entiendo que los requisitos (salvo el nivel gráfico) no serán muy "exigentes"... pero hace un año el 4k era la hos*** y ahora lo tienen casi todos los TV (aunque muchos sean de boquilla).
Otra pregunta que se me ocurre es, si será posible crear partidas para Endarth (del estilo de MdL con Valkyria) y si desde @Mistwall Studio nos facilitareis el "programa" necesario para ello (en caso afirmativo).
Con todas estas preguntas, lo que quiero haceros ver, es que no me gustaría que  se convirtiese en un juego que "te lo pasas y a la balda"... sino que creo que si se crea una comunidad activa, podrá dar muchas alegrías a TODOS (y después del desembolso inicial, eso se agradecería)...
Por esta semana ya vale de daros el coñazo ^^

PD. después de casi 100 paginas de foro... vais a tener que hacer un libro de FAQs  ;D ;D ;D

Saludos, @Vorian!

Como siempre, un placer leerte!

1.- Nos encanta que te guste el trabajo de Juanca! Está consiguiendo unas ilustraciones muy completas, inmersivas y que hacen justicia al ambiente que queremos recrear.

2.- Si no pasa nada, nos verás por KS durante el primer trimestre del próximo año...

3.- Plazo de entrega en el producto. Esta es importante. Me explico:
-- El 28/08 hizo un año que comenzamos nuestra andadura en Darkstone (¡cómo pasa el tiempo! ¿verdad?)
-- Durante este tiempo, os hemos enseñado los héroes (tanto la ilustración como la miniatura y su banda sonora particular), y lo mismo de varios villanos.
-- Os hemos mostrado reportajes (por escrito y por vídeo) de ferias, trailers del producto, vídeos en directo para ferias, en diferido e incluso entrevistas en vivo.
-- Lo hemos aderezado todo con trasfondo, tanto en la web como en el foro: en cada entrada, en cada detalle, el trasfondo es coherente con nuestro mundo de Endarth. Teníamos mucho trabajo previo y no hemos dado bandazos.
-- Y, lo más importante es que, además de todo eso... no hemos dejado de trabajar! :P ;D
-- Esto significa que queremos entregar a finales del año que viene:o :o
¿Lo conseguiremos o no?

4.- Nos gustaría poder contar con contenido adicional creado por la comunidad, pero eso está actualmente bajo estudio.

5.- Y finalizo. Queremos que Endarth sea una experiencia superior y que sera rejugable, que sea realmente disfrutable. Pero no podemos faltar a la verdad y decir que vaya a monopolizar tu tiempo de juego. Será una gran experiencia -lo garantizamos-, y queremos que sea un clásico, pero cada uno lo disfrutará a su modo. Lo que sí te puedo adelantar es que Dybo no terminará cogiendo polvo en la balda.

Y, con esto... nos leemos pronto!

Están chulas las ilustraciones nuevas.

Me gustó mucho una mecánica en el video de la última feria que atacabas al suelo pudiendo quemar una zona y afectaba a los enemigos que habían cercanos. Eso abre mucho el abanico de la estrategia.

Os planteo una duda, habrá fuego amigo? En los últimos videojuegos que he jugado te da la opción de ponerlo o quitarlo, y eso le añade un plus de dificultad que mola. Por ejemplo, en esa mecánica que he mencionado, si hubiera un aliado trabado con un enemigo o cerca también le afectaría, por lo que hay que tener especial cuidado.

Por otro lado, he visto que tenéis el dybo para hasta 6 jugadores. Habéis planteado un quinto y sexto jugador en endarth? O posibilidad de dungeon máster para que lleve a los enemigos un quinto jugador?

Ánimo y al toro.

Saludos, @tropoli

Siempre es un placer leer tu opinión. Muchas gracias por tu feedback de las ilustraciones.

Las mecánicas de ataques a casillas sueltas van a desembocar en grandes combinaciones. Y repetimos un detalle: dichas combinaciones NO estarán en el manual!!

El fuego amigo no te lo respondo yo, sino @ganix un poco después, puesto que lo ha clavado!

Sobre los enemigos y más lectores... digamos que... te pierdo... ¿me escuchas?... ¿ahor... BZZZ... rda móvil!... BZZZ...  :-X

 ;D

Sería interesante que un master pudiese llevar a los enemigos, o dejarlos para la IA, ¿verdad?...  ;D

Adelantando la respuesta de Mistwall, me suena que al principio no había fuego amigo, pero tras Essen, los jugadores les sugirieron implantarlo. Y que efectivamente, seria algo a poner o quitar a elección.
El juego Endarth está cerrado para hasta 4 jugadores. Siempre en modo heroes. No se ha visto que los enemigos tengan cartas, tockens de activación,... por lo que los enemigos tiene pinta que siempre los  controla Dybo.
La razón de poner hasta 6 jugadores es para que se puedan portar otros juegos que efectivamente tenga ese número de jugadores. Aunque me imagino que el bicho tendrá la posibilidad de enlazar un móvil que haga de lector RFID para aumentar ese número de jugadores.

Se te saluda de nuevo, @ganix

Lo dicho arriba: si has clavado las explicaciones, las has clavado!!  8)

Por refrendar un poco tus palabras: queremos que Dybo sea lo más flexible posible para que no se pierdan sensaciones al portear juegos, y tenemos que pensar que podemos juntarnos más de 4 jugadores en una mesa (bastantes más)... y estamos a la altura del desafío!  ::)

Y, bueno, esto es todo. Muchas gracias por comentar.

Pasamos a la siguiente fase. ¿Qué tocaba hoy, qué era?

Ah... sí...

Robusto tirador

Soy el cazador. Soy el asesino.

Mis hermanos utilizan armaduras. Yo utilizo el instinto.

Ellos combaten cercanos a sus enemigos. Ellos respirar el último aliento de sus víctimas.

Yo observo a la distancia. Yo disparo desde las sombras, arrebatando las vidas en silencio.

Pero soy poderoso. Soy certero. Soy mejor que ellos.

Ellos te matarán. Yo te despiezaré. Con calma, con cuidado.

Y uno de tus huesos será mi trofeo.


Nuevo enemigo diseñado por David Benzal!! ¿Qué opináis de esta nueva bestia, este nuevo ser que no es -para nada- un arquero/tirador al uso?

Y con un nuevo villano, nos despedimos. Seguimos actualizando los martes (por unos pocos minutos esta vez, jejeje), y, como dijimos, con una ilustración en cada actualización (y, además, soltando un bombazo hoy). ¿Qué más se puede pedir?  (aparte de Dybos gratis para todos??)  ;D ;D

Cuidaos y un saludo!
« Última modificación: Septiembre 08, 2020, 11:42:00 pm por Mistwall Studio »
 
Los siguientes usuarios han dado gracias a este post: Altea, Sr. Kiwi, xabiron, tylerdurden8, Dañé, Siempre creando

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« Respuesta #1397 en: Septiembre 09, 2020, 08:49:24 am »
No voy a decir que la ilustración es bonita, por que el tio es feo de cojones!!!

Lo que no veo es lo de las dos ballestas. La idea de llevar dos en plan pistolero es atractiva y me imagino que irá reflejado en las estadísticas del enemigo y disparará dos veces por turno, pero me chirría el tema de la recarga, ya que se necesitan las dos manos para hacerlo.
Quizas ataca dos veces en un turno y el siguiente se lo pasa recargando?
También que las ballestas parecen grandes y muy pesadas para poder apuntar bien con una sola mano. Pero claro, el tío parece fuerte.
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« Respuesta #1398 en: Septiembre 09, 2020, 07:43:46 pm »
Pues genial lo del fuego amigo, puede ser muy divertido según con quien juegues.

Respecto a lo otro, sería genial que se habilitara algo para que los propios jugadores pudieran crear misiones o campañas amateur con el contenido de endarth. Se podría crear una gran comunidad y hacer el juego "infinito".

De lo que entregáis al año que viene mismo, me he perdido algo? Vi hace unos días que buscáis personal en LinkedIn, lo cual me alegro y significa que todo va bien. Pero bueno, podéis responder o no, estáis ya produciendo todo el juego y dybo antes del KS??

Creo que ya lo dije, o sois ricos o yo que sé, pero me alegro, así diluis las pocas banderas rojas que os puedan poner en EEUU y haga que el proyecto triunfe y prospere.
 

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« Respuesta #1399 en: Septiembre 10, 2020, 03:39:43 pm »
Aparte de feo necesita una visita urgente al podologo. Bromas aparte, estamos pensando en pillarlo entre 2 amigos, asi conseguimos enfadar a 2 mujeres de una sentada, mi pregunta es, cuando vayan saliendo mas juegos supongo que habra la opcion de pillarlo sin dybo y con dybo, no. También quisiera saber para el tema de averias de dybo si teneis previsto un servicio oficial o es algo que en cualquier taller de electrónica se puede gestionar. Gracias y a seguir todos los martes por aqui. Ciao
Un pandemia tenías que haber pasado tú!!!!
 

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« Respuesta #1400 en: Septiembre 15, 2020, 11:28:29 pm »
"Y, como bien sabéis, las almas en pena cruzan el Intersticio, un plano donde se juntan reminiscencias de las dos dimensiones sin pertenecer a ninguna. Un espacio yermo donde el tiempo no se doblega a las reglas de Endarth. Un lugar infinito y, a su vez, delgado como una sombra.

Por ello lo debéis temer con toda vuestra alma. Debéis enfocar vuestro terror más primordial y darle forma hasta que sea tangible. Tan sólo entonces comprenderéis que ellas están ahí, acechando, susurrando a vuestras espaldas... y que no podéis hacer nada para evitarlo."

Extracto de la charla de Eliah Argent en el combate contra la Triada de los Arcanos, en las catacumbas de Torre Eliana.


¿Qué os contáis, incansables buscadores de fortuna en Auldor, la antigua capital de Edannan?

Llega una semana más, llega un martes más... y, por supuesto, tenemos más noticias sobre Endarth!!

Por tanto... pasemos a las respuestas!

No voy a decir que la ilustración es bonita, por que el tio es feo de cojones!!!

Lo que no veo es lo de las dos ballestas. La idea de llevar dos en plan pistolero es atractiva y me imagino que irá reflejado en las estadísticas del enemigo y disparará dos veces por turno, pero me chirría el tema de la recarga, ya que se necesitan las dos manos para hacerlo.
Quizas ataca dos veces en un turno y el siguiente se lo pasa recargando?
También que las ballestas parecen grandes y muy pesadas para poder apuntar bien con una sola mano. Pero claro, el tío parece fuerte.

Saludos, @ganix!

Por partes, como siempre:

El tipo es feo. Pero muy feo. Pero no nos dejemos llevar por los cánones inalcanzables de belleza, y démosle una oportunidad para que nos robe el corazón... (quizá incluso de modo literal...) ;D ;D

Sobre lo que dices de las dos ballestas, es más efectista que práctico. Pero tengamos en cuenta que los khela son mucho más robustos y fuertes que un humano (al igual que también son más grandes, esa ballesta no es manejable por un humano estándar). Por tanto, uniendo eso a que estos cazadores son criaturas más reflexivas y pacientes que los "robustos" de primera línea, se junta en que este "simpático" adversario sabrá cuando desatar una tormenta de virotes mortales, cuando recargar o cuando lanzar ataques más comedidos...  así que me quito el sombrero por tu capacidad de observación. 8)

Un saludo.



Pues genial lo del fuego amigo, puede ser muy divertido según con quien juegues.

Respecto a lo otro, sería genial que se habilitara algo para que los propios jugadores pudieran crear misiones o campañas amateur con el contenido de endarth. Se podría crear una gran comunidad y hacer el juego "infinito".

De lo que entregáis al año que viene mismo, me he perdido algo? Vi hace unos días que buscáis personal en LinkedIn, lo cual me alegro y significa que todo va bien. Pero bueno, podéis responder o no, estáis ya produciendo todo el juego y dybo antes del KS??

Creo que ya lo dije, o sois ricos o yo que sé, pero me alegro, así diluis las pocas banderas rojas que os puedan poner en EEUU y haga que el proyecto triunfe y prospere.


Se te saluda, @tropoli.

El fuego amigo es un arma de doble filo. El obligar a utilizarlo puede hacer que según quien sea tu grupo de juego, se pueda convertir en una experiencia muy divertida, o que directamente acabéis masacrándoos y olvidándose del enemigo (lo decimos con conocimiento de causa, jejeje  ::) ::)). Lo mejor es permitir activarlo y desactivarlo, aunque, para conseguir terminar el juego en el nivel más desafiante, tendrá que estar conectado.

Crear misiones y estar apoyados por la comunidad es un aspecto que beneficia al mecenas, ya que consigue maximizar las posibilidades del juego y también las de Dybo. Y, bueno, queremos dar lo máximo posible al mecenas... no puedo decir mas... :P

Si nos has encontrado en Linkedln, ya sabes... ¡envía tu currículum! ;D ;D . Fuera bromas, como habrás visto (y nos sorprendemos por la capacidad de investigación de algunos), buscamos perfiles muy específicos y de un nivel alto, para tener cubierto todo el proceso de creación de este proyecto. Obviamente, no vamos a producir antes, pero vamos a estar totalmente (y repito en mayúsculas: TOTALMENTE) preparados para cuando finalice el KS para lanzarnos sin ningún tipo de incertidumbre. Tenemos un gran equipo, y seguimos creciendo, seguimos avanzando...

Como jugadores, sabemos de esas banderas rojas, y más aún con los últimos "proyectos" con cierta tecnología. Desde el momento 0 hemos trabajado en presentar trabajos tangibles, de cambiar el "ya lo veréis" a "como estáis viendo". Vamos a presentar avances reales y completos, y por ello disponemos de la experiencia para saber cuándo lo tendremos todo. Porque, como mecenas, sabemos lo mucho que desespera el esperar año "más el bonus" para tener el juego en las manos. ¿Que intentar tenerlo antes es correr un riesgo? Lo es. Pero estamos en un punto en el que vamos a apostar fuerte, el todo por el todo.

EEUU es un mercado exigente (aunque tiene tragaderas muchas veces incomprensibles). Vamos a entrar en él con paso firme, y así conseguir un proyecto a largo plazo.

Y con esa pregunta (bien tirada) me has sacado un montón de info... (ahora me castigarán sin zumo durante una semana!) :'( :'(



Aparte de feo necesita una visita urgente al podologo. Bromas aparte, estamos pensando en pillarlo entre 2 amigos, asi conseguimos enfadar a 2 mujeres de una sentada, mi pregunta es, cuando vayan saliendo mas juegos supongo que habra la opcion de pillarlo sin dybo y con dybo, no. También quisiera saber para el tema de averias de dybo si teneis previsto un servicio oficial o es algo que en cualquier taller de electrónica se puede gestionar. Gracias y a seguir todos los martes por aqui. Ciao


¡Cuánto tiempo, @dañé!

Por favor, dejad de meterse con el pobre robusto! No hay calzado mejor en Mythaland que los propios pies, totalmente adaptados y callosos por la parte inferior, además de prensiles... mmm... un podólogo de los khela tendría un buen futuro asegurado, sep...

Te entendemos perfectamente. Las quedadas de los domingos enfadan a varias mujeres en muchos de nuestros casos, jajaja. Pero, bueno, es un hobby que requiere de un tiempo... y en el que también se puede jugar en pareja! :)

Bromas aparte, sobre tu pregunta: los próximos juegos saldrán sin Dybo. La plataforma la tendréis una vez, y podréis ampliar vuestra juegoteca específica de Dybo sin costes aparte, por supuesto. Para que la oferta sea completa, también tendremos la opción de packs de juego + Dybo, pero eso dependerá de otros factores.

Y, bueno, hasta aquí la parte de preguntas... ¿que más quedaba? ¿qué mas?

Ah, sí! Otro de nuestros relatos! :)

Por cierto, cada relato desvela más y más info de varios puntos de Endarth. Pero hay "algo" en uno de ellos que nos da una gran información sobre un aspecto que influirá mucho en el juego... ¿quién lo encontrará?  ::) ::) ::)

04 – Aura Bekerville – La muerte silenciosa

La palmatoria estaba sobre la mesa polvorienta, mientras Ayla meditaba en el centro del comedor de la cabaña, sentada en el suelo con las piernas cruzadas.

Había conseguido acallar las voces. Ahora estaba segura que habían sido causadas por su ansiedad e inseguridad. Le había ayudado el conocer que las “llamadas” -como ella las había nombrado- para tomar a los elegidos aparecían en secuencia, por lo que tan sólo tenía que esperar. Eso la convertía en una recolectora en el momento de la muerte, lo cual simplificaba su tarea. Tan sólo debía recopilar información a la vez que a los elegidos, para estar preparada para la guerra.

Su meditación era profunda, y notaba el maná, el recurso necesario para la magia en Endarth, fluyendo a través de ella, presto en cada latido de su corazón. Pero también notaba otra energía, ajena, oscura, que la envolvía por completo. Y, de algún modo, después de tantos años, era capaz de notarla, de darle forma, de sentirla como algo vivo. Sabía lo que era, había leído sobre el “éter” en unos pocos libros, ya que la información sobre la misma escaseaba. Y ahora sentía que había llegado el momento de emplearla para la magia.

Se concentró en esa fuente mágica, y dejó que la invadiera. Expulsó con cuidado el maná de su cuerpo y dejó su espacio disponible, que fue rellenado con presteza. El fuego, a su espalda, crepitó con fuerza; los libros, en la estantería, temblaron; los muebles del comedor se fueron alejando de ella, milímetro a milímetro. No era una fuerza más poderosa, ni tan siquiera era tan distinta al maná, tan sólo era otro recurso que podía utilizar, aunque no estaba acostumbrada a él. Inspiró con fuerza, apretó los dientes y se concentró en los conjuros de la Escuela del Aire. Le resultaba satisfactorio desordenar (y cuando estaba más furiosa, destruir) el comedor para que luego se reorganizase por su cuenta. Ventajas de vivir en un instante temporal.

Un pequeño tornado se comenzó a formar a su alrededor. Con los ojos cerrados, escuchó los golpes típicos de los muebles, los chirridos de los arrastres, el crujir de la madera. Era el momento de ver si el éter, el recurso mágico del otro lado, era tan poderoso como el maná. 

Fue entonces cuando lo escuchó. No fue un ruido alto, pero al no haberlo escuchado durante años, sonó como un cañonazo en su mente. Era un sonido proveniente de fuera de la cabaña, como si alguien se moviese a través de la maleza. Abrió los ojos y saltó contra la ventana, mientras el conjuro se desestabilizaba y armaba un gran estrépito. Miró con intensidad, buscando la fuente del sonido, mientras los muebles caían y se astillaban. No estaba sola. Nunca, en todo su encierro en el intersticio, se le había ocurrido dicha posibilidad. Sintió una oleada de frío terror en la boca del estómago.

Entonces el cielo comenzó a oscurecerse. Ayla se tapó la boca con las manos. No, ahora no era el maldito momento. Pero una nueva llamada se había activado.

***


La amplia luna iluminaba las ruinas de Auldor, la extensa capital del antiguo reino de Edannan. La antaño orgullosa y rica ciudad era ahora varias decenas de kilómetros cuadrados abandonados, plagados de pequeños castillos y palacetes de los altos señores elfos, mansiones y casonas con fincas alrededor de los nobles, y, como cualquier ciudad que se preciase, una miríada de barrios más comerciales y plebeyos.

Aura Bekerville llevaba varias horas esperando, envuelta en la oscuridad, observando cada detalle. Las vías que se abrían ante ella, anchas y adoquinadas, habían tenido setos en su centro. Ahora la vegetación había roto su cárcel de piedra y se desperdigaba por todas partes, dejando constancia que el paso del tiempo siempre corría a su favor. La ciudad era un silencioso fantasma, pero eso no la hacía menos peligrosa. Por eso mismo la habían contratado a ella.

Siguiendo su instinto, la asesina comprobó por enésima vez todas las sombras: no había enemigo a la vista, ni se esperaba. Pero la arquitectura de la ciudad le prestaba poca cobertura, y eso era letal para su misión.  Los jodidos elfos, esos estirados, se decantaban por amplias calles y arcos en todas las viviendas, pero nada de pilares, vallas o muretes. Aura suspiró. Ella era una medio elfa, con los ojos plata, como mandaban los cánones, y no podía elegir a cuál de las dos razas odiaba más: si a los sucios y estúpidos humanos o a los insoportables y altivos elfos. Al menos, los segundos estaban extintos, salvo los salvajes que quedaban en los bosques, lugar donde Aura sabía que no iría jamás. Prefería mil veces las comodidades de las urbes, el poder dormir en una gran cama en una mansión, aunque eso significase apuñalar al dueño antes.

Pero eso no importaba ahora, tenía que moverse. Se ciñó los guantes y se fijó la capucha de color morado oscuro. Salió a la calle y avanzó sin hacer ruido, como una sombra más. Tras un rato de sigilosa marcha, interrumpida por sus detenciones en las sombras más oscuras, a la espera de detectar cualquier movimiento o sonido, llegó al final de una avenida, que se dividía en forma de T por dos vías. Avanzó hasta unas acacias, que habían crecido sin control, y se camufló con ellas. Estuvo alerta unos minutos, y, al no escuchar nada, continuó su avance por la rama norte.

No había sido fácil ser una medio elfa en una ciudad tan fanática como Quibar. Pero Aura tenía el cuerpo, las habilidades y la inteligencia para abrirse paso en el peligroso mundo al margen de la ley. Y, a ciencia cierta que lo había hecho. Ningún trabajo se le había resistido, ni para realizarlo, ni para aceptarlo. La moralidad era para los que tenían riquezas como para poder comer todos los días, y no temían aparecer tirados con varias puñaladas en cualquier callejón de la Ciudad Santa. Para los que vivían en la brutalidad de los bajos fondos, nada era tan simple, y Aura lo había aprendido a las malas. La cicatriz que le recorría el cuello de parte a parte era testigo de ello.

Por eso, poco a poco, se había hecho un nombre en el sórdido submundo. Le llamaban “La Muerte Silenciosa”, aunque ella sabía que tenía varios sobrenombres mucho peores. Su fama había ido aumentando, y también su precio. Aunque se había sorprendido cuando había cerrado esta misión, donde lo que le habían ofrecido era casi obsceno, además que costeaba un viaje hasta el otro lado del Gran Continente, con una pequeña guarnición. En los negocios de Aura todo olía mal, pero este encargo apestaba por los cuatro costados.  ¿El por qué lo había aceptado? Porque confiaba en su intuición. Tenía la sensación que la habían infravalorado, y eso había sido un aliciente más. Sacaría el trabajo adelante, o bien huiría durante un tiempo a Tyrennor, ya que había cobrado la mitad por adelantado. Taldrim podía ser un buen lugar para desaparecer durante una temporada.

Vio una inesperada luz a la distancia. La vía terminaba en un parque con un gran estanque en el centro, flanqueado por ruinas de edificios de piedra. Por el tipo de estructuras, ya no estaba en la zona rica, sino en algún tipo de barrio residencial de comerciantes. Aura se fue acercando, moviéndose al amparo de las ruinas, con gran cuidado. Llegó a refugio de una columna caída, y allí escuchó durante unos instantes. Supo que más adelante se encontraría con un grupo de mercenarios. Por la cantidad de las voces, había al menos cuatro de ellos. Con mucho cuidado se asomó y confirmó lo que había supuesto: cuatro hombres estaban charlando alrededor de una hoguera. Aura se fijó y vio a dos más de ellos en el suelo, que parecían dormidos.

Estuvo durante un rato mirando en las sombras, haciendo un esfuerzo por no mirar a las llamas y perder su visión nocturna. Terminó detectando a dos vigías alrededor del campamento. Si se habían repartido equitativamente, el tercero estaría cerca de ella en ese momento. La semi-elfa se concentró con cuidado en su entorno más cercano, hasta que lo vio, a escasos diez metros de ella, sobre un murete semiderruido.

No eran amateurs. Dos de ellos descansando, tres de ellos de vigía, y el resto reponiendo fuerzas, pero armados. Nueve en total. Era una fuerza considerable para una misión en la ciudad caída.

Ya no quedaba nada de valor en Auldor. Había sido saqueada hasta no dejar piedra sin remover. Las dos fuerzas que la habían condenado, los tirkahnos del oeste y los corruptos del norte tan sólo habían llevado muerte, pero no habían tomado nada de valor. Eso había quedado para los pocos elfos campesinos supervivientes de los alrededores, que, sintiéndolo como una venganza y una retribución ante sus explotadores, habían robado sobre todo comida, centrándose en los inmensos almacenes de alimentos y en las grandes y selectas despensas de las mansiones. Después, los ladrones más profesionales habían ido por las joyas y el oro, junto con cualquier otra riqueza que no estuviese anclada al suelo. Poco podía ofrecer Auldor casi cien años después de su caída. Pero, todavía en estos días, no era raro el ver equipos que se lanzaban a la gran ciudad, dispuestos a remover las piedras e intentar encontrar algún tesoro oculto.

Y, aunque muchos de ellos no volvían, alimentando un poco más la leyenda negra de la capital, el flujo de buscadores de fortuna no remitía.

Pero, bueno, esa no era su guerra. Decidió alejarse sin más. Podía parecer que no era muy inteligente llamar la atención con tanta luz y ruido en la ciudad, pero, tampoco debería ser un problema. Tan sólo debía esperar que el vigía de su zona mirase hacia otro lado, y... curioso... la última vez que vio al vigía tenía la cabeza sobre los hombros. Pero ahora acababa de ser decapitado, y se derrumbaba hacia atrás.

Aura se asomó al campamento de nuevo. Todos los mercenarios estaban muertos. Cubiertos de su propia sangre.

A la luz del fuego, Aura los vio. Un puñado de pequeños monstruos. Altos como medio hombre, con cabezas afiladas, narices puntiagudas y orejas largas. Iban vestidos de negro, y siseaban entre ellos. Pero su mirada se detuvo en los katar que asomaban por sus pequeñas manos, los cuales goteaban la sangre de los mercenarios, y arrancaban algún brillo traicionero del fuego. La asesina supo que tenía que salir de allí al momento.

Una piedrecita cayó sobre su hombro. Aura miró arriba y vio a uno de esos seres sobre el parapeto, observándola con sus ojillos fríos y negros. Abrió la boca, que mostró pequeños dientes afilados, para gritar a sus compañeros. Pero el cuchillo lanzado por Aura le atravesó el cráneo. La bestia cayó hacia atrás con un gorgoteo terminal.

La ladrona salió a plena velocidad, en línea recta. Alcanzó un bolsillo de las cintas en su abdomen, y sacó una pequeña pócima. La agitó con fuerza y la lanzó hacia atrás, donde el cristal se rompió, liberando un aceitoso humo morado. Redobló sus esfuerzos corriendo por la calle vacía.

Pocos segundos después escuchó un silbido a su espalda, y la ciudad se iluminó como si fuese de día durante un instante. Aura se alegró de haber llevado todo su arsenal. La trampa de luz pura se había activado y ahora el enemigo estaría aturdido. Lo único que necesitaba era ganar distancia y escapar. 

Llegó a una intersección y giró como una exhalación a su izquierda. Saltó varios carros que habían formado una tosca barricada, y utilizó sus últimas energías para colarse por la puerta vacía de un comercio. Saltó la barra y cayó al otro lado. Estuvo quieta mientras intentaba regular la respiración, y se esforzaba por escuchar encima de los latidos que martilleaban sus oídos.

Su visión nocturna era excepcional, por lo que observó su alrededor. Por el olor que percibía y por las baldas semivacías, estaba en un herbolario. Vio una puerta al final de la barra, cerrada. Se acercó y la tocó tentativamente. Para su sorpresa, la madera era bastante más débil de lo que parecía. Aún en ese pozo de opulencia, había existido ricos de verdad, y gente peleando por mantener un estatus. Aura sonrió con tristeza. En su entorno había visto mucho de eso. Y esta puerta, pintada y tallada como una obra exquisita, era una burda hoja de mala madera. Pero no se detuvo en su ensimismamiento. Sacó un pequeño artefacto de cuero, y después de manipularlo, dejó al descubierto una única fina hoja de metal, con la que trabajó la cerradura durante unos segundos. Un satisfactorio click le hizo probar la manija, que giró con facilidad.

Aura accedió a una oscuridad todavía más profunda. Los intensos aromas de las especias, encerradas durante un siglo, junto con su podredumbre, eran una bomba de olor. Aura maldijo en un susurro y volvió con celeridad hacia la primera sala, cerrando la puerta tras de sí. Ahora el punzante aroma había destruido su sentido del olfato. Y, lo que era todavía peor, le había impregnado del olor. Le resultaría más difícil infiltrarse en cualquier lugar ahora. Se comenzó a quitar la capa y capucha sin hacer ningún ruido. Prefería ir algo más expuesta que ir dando pistas con su olor. Y no podía dejar que se impregnara todavía más en su piel. Y, entonces, escuchó un crujido. Algo o alguien acababa de pisar un cristal. Dentro del herbolario.

Sacó otro vial de un bolsillo y lo lanzó sin mirar, por encima de la barra. Escuchó cómo se rompía en el suelo. Desenvainó sus dagas, de metal negro, el cual no reflejaba ningún tipo de luz. Enseguida le llegó un penetrante olor dulzón, y le comenzaron a llorar los ojos. Pero sabía que lo soportaría, había estado tomando pequeñas dosis del antídoto durante los últimos días. Contó hasta diez y saltó la barra.

Vio a tres de las criaturas de antes en el suelo, convulsionándose e intentando respirar. Aura cortó sus cuellos con fría eficacia y se ocultó, mirando a la calle. Sin duda, el encargo estaba superando, por mucho, el pago acordado. La asesina lamentó su ambición. Le había parecido un trabajo tan bien remunerado que había querido que fuese verdad. Incluso se había hecho ilusión de vivir una temporada a cuerpo de rey. Y, ahora, si salía con vida de allí ya sería suficiente. 

Había casi una veintena de los pequeños y rápidos monstruos en el centro de la plaza, moviéndose como un enjambre de cucarachas ante algo que emitía una fuerte luz verdosa. Para su desesperación, también vio a un puñado de otras bestias de mayor tamaño, con brazos musculosos y largos, armados con hachas.

Ya pensaría sobre esas abominaciones. Ahora estaba claro que no podría acabar con ese pequeño ejército, por lo que se centraría en escapar. Y ahí, Aura no tenía rival. Rebuscó entre sus bolsillos, y, al amparo de la oscuridad, mezcló dos pócimas, que sisearon y añadieron una nota más de olor al herbolario. Con mucho cuidado, salió a la calle, fundiéndose con las sombras. Utilizando todas sus fuerzas, lanzó el vial hacia la muchedumbre, mientras salía corriendo en dirección contraria.

La explosión de fuego y el brillo de la luz ocurrió a su espalda. Aura ya se había alejado un centenar de metros, y siguió acelerando hasta que se quedó sin resuello. A partir de ahí, bajó el ritmo a un trote suave. Y se dirigió, parando varias veces a ver si era seguida, hacia su campamento fuera de la ciudad.

Comenzaba a amanecer cuando llegó. Sus guardas durante el viaje desde Damardas le saludaron al verla acercarse.

– ¿Todo en orden, Lady Bekerville? – inquirió el líder, Rickert, un hombre alto y malcarado, de sonrisa torcida.

–No, Rickert. Todo está mal. La maldita ciudad está infestada de criaturas de pesadilla. – dijo Aura, señalando con el pulgar por encima de su hombro, hacia las ruinas.

– Y entonces, ¿qué pasa con el encargo? -dijo con inocencia el mercenario. Aura entendió la amenaza implícita.

– Oh, nada, Rickert. He venido a recuperar fuerzas y volveré a intentarlo esta próxima noche. Cometí un error: me tuve que esconder en un herbolario, y quedé marcada con su olor. Tengo que dormir un poco, ha sido una noche larga. –dijo Aura con naturalidad, quitándose la capa y echándola al fuego. No tardó en arder.

Ante la atónita mirada de los otros guardas, se quitó también los portaviales y cinturones donde guardaba todo su arsenal de productos alquímicos, y los dejó con delicadeza en el suelo. Después abrió los cierres de su corsé de cuero, y, exhalando un suspiro, se lo quitó, dejándolo caer. Como último paso, se sacó el ceñido jubón por encima de la cabeza, dejando al descubierto sus generosos senos, tan sólo tapados por un pequeño, pero fuerte, sujetador.

– Todo huele a esa maldita tienda –dijo Aura, sonriendo con todo su encanto. El hombre le devolvió la sonrisa con los ojos clavados en el pecho de la asesina, justo antes que Aura le cortara el cuello.

Los tenía a todos ubicados: eran en total cuatro, y quedaban tres. Aura lanzó dos cuchillos al más lejano, acertándole en la cabeza y en el pecho. Saltó hacia el más cercano, desenvainando la otra daga, y, antes que se pudiese defender, le acuchilló varias veces en el torso.

El último guarda había desenfundado su espada, pero había entendido la situación. Acababa de ver a Aura combatir y sabía la leyenda de la semi-elfa. Lanzó la espada lejos de sí, e hincó las rodillas en tierra. Juntó sus manos para implorar.

–¡Os lo ruego, señora! ¡No toméis mi vida! ¡Me rindo! ¡Tan sólo cumplíamos órdenes! – suplicó.

Aura se detuvo a un latido de acabar con la vida del muchacho. Algo sonaba muy mal.

– ¿Qué órdenes teníais que cumplir?

– Teníamos que envenenaros conforme vinieseis de la incursión a Auldor, al entregarnos la gema.

Aura suspiró. Ahí iban las últimas posibilidades de haber cobrado por el trabajo. La pregunta era: ¿por qué eliminarla a ella? ¿Eran de mayor confianza los cuatro mercenarios que habían ejercido de guardaespaldas? Alguien había cometido un grave error al intentar utilizarla. Conforme volviese a Quibar, seguiría su contacto hasta encontrar al contratista y le haría una visita muy desagradable.

Un virote negro acertó de lleno al mercenario que estaba de rodillas, con tanta fuerza que lo lanzó hacia atrás. Aura se giró y se sorprendió al ver a un hombre vestido con una túnica blanca, flanqueado por cuatro guerreros embutidos en armaduras de guerra completas y blindadas, portando ballestas pesadas. ¿Cómo podían haber llegado tras ella sin hacer ningún ruido? Le apuntaron.

–La gema, por favor – dijo el hombre de la túnica.

–Precisamente... –dijo Aura, y se palpó el cuerpo. Pero sus viales no estaban con ella. Sintió una punzada de desesperanza. Sus dagas parecían inútiles contra dichas moles de metal. Pero, aun así, no estaba desarmada.

– Buen señor, creo que podemos llegar a un acuerdo –dijo, moviendo sus hombros para apretar los pechos. – Puedo ayudarle de muchas maneras para conseguirla...

– No te preocupes –contestó el encapuchado. – La buscaremos entre tus pertenencias. 

Y las cuatro ballestas dispararon a la vez. A una distancia donde no podían fallar.

***

Ayla mantuvo su mirada fija en la figura encapuchada, hasta que el amanecer de Auldor desapareció para dar paso a la tarde eterna en su cabaña. Sus manos se movieron con presteza, reteniendo a la asesina en una gema del alma, que comenzó a brillar en un color morado.

Pero sus pensamientos no estaban ahí. Era la segunda vez que se cruzaba con una figura encapuchada, y esta vez sí había estado atenta. Había sentido una gran cantidad de éter fluyendo por ese enemigo, y eso tan sólo significaba una cosa: las piezas se estaban poniendo en posición.

Los Once Exiliados estaban en movimiento. Y a ella le quedaba mucho trabajo por hacer...


***

***

¿Qué os parece? ¡Esperamos vuestras opiniones!

Y, finalmente, llegamos a otro punto que dijimos... ¡repetid conmigo! ¡¡Ni una actualización sin ilustración!! ¡¡Ni una actualización sin ilustración!!  ;D ;D ;D

Pues aquí va!


Brutal, como siempre, esta nueva ilustración de Juanca Ortega!

Y, antes de despedirnos, os tenemos que dar las gracias. Después de un año con vosotros, tenemos un hilo con 1400 respuestas (el destino ha querido que este post sea el número redondo) y 100.000 vistas del mismo. Estamos orgullosos de nuestro trabajo, pero también boquiabiertos por cómo nos estáis atendiendo. Por tanto, repetimos: muchas gracias y hasta el martes que viene!
« Última modificación: Septiembre 15, 2020, 11:30:37 pm por Mistwall Studio »
 
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« Respuesta #1401 en: Septiembre 16, 2020, 09:18:28 am »
Este hilo acaba de pasar la barrera de as 100.000 visitas. ¡Enhorabuena!

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« Respuesta #1402 en: Septiembre 16, 2020, 10:27:56 am »
"Y, como bien sabéis, las almas en pena cruzan el Intersticio, un plano donde se juntan reminiscencias de las dos dimensiones sin pertenecer a ninguna. Un espacio yermo donde el tiempo no se doblega a las reglas de Endarth. Un lugar infinito y, a su vez, delgado como una sombra.

Por ello lo debéis temer con toda vuestra alma. Debéis enfocar vuestro terror más primordial y darle forma hasta que sea tangible. Tan sólo entonces comprenderéis que ellas están ahí, acechando, susurrando a vuestras espaldas... y que no podéis hacer nada para evitarlo."

Extracto de la charla de Eliah Argent en el combate contra la Triada de los Arcanos, en las catacumbas de Torre Eliana.


¿Qué os contáis, incansables buscadores de fortuna en Auldor, la antigua capital de Edannan?

Llega una semana más, llega un martes más... y, por supuesto, tenemos más noticias sobre Endarth!!

Por tanto... pasemos a las respuestas!

Saludos, @ganix!

Por partes, como siempre:

El tipo es feo. Pero muy feo. Pero no nos dejemos llevar por los cánones inalcanzables de belleza, y démosle una oportunidad para que nos robe el corazón... (quizá incluso de modo literal...) ;D ;D

Sobre lo que dices de las dos ballestas, es más efectista que práctico. Pero tengamos en cuenta que los khela son mucho más robustos y fuertes que un humano (al igual que también son más grandes, esa ballesta no es manejable por un humano estándar). Por tanto, uniendo eso a que estos cazadores son criaturas más reflexivas y pacientes que los "robustos" de primera línea, se junta en que este "simpático" adversario sabrá cuando desatar una tormenta de virotes mortales, cuando recargar o cuando lanzar ataques más comedidos...  así que me quito el sombrero por tu capacidad de observación. 8)

Un saludo.

Se te saluda, @tropoli.

El fuego amigo es un arma de doble filo. El obligar a utilizarlo puede hacer que según quien sea tu grupo de juego, se pueda convertir en una experiencia muy divertida, o que directamente acabéis masacrándoos y olvidándose del enemigo (lo decimos con conocimiento de causa, jejeje  ::) ::)). Lo mejor es permitir activarlo y desactivarlo, aunque, para conseguir terminar el juego en el nivel más desafiante, tendrá que estar conectado.

Crear misiones y estar apoyados por la comunidad es un aspecto que beneficia al mecenas, ya que consigue maximizar las posibilidades del juego y también las de Dybo. Y, bueno, queremos dar lo máximo posible al mecenas... no puedo decir mas...

Si nos has encontrado en Linkedln, ya sabes... ¡envía tu currículum! ;D ;D . Fuera bromas, como habrás visto (y nos sorprendemos por la capacidad de investigación de algunos), buscamos perfiles muy específicos y de un nivel alto, para tener cubierto todo el proceso de creación de este proyecto. Obviamente, no vamos a producir antes, pero vamos a estar totalmente (y repito en mayúsculas: TOTALMENTE) preparados para cuando finalice el KS para lanzarnos sin ningún tipo de incertidumbre. Tenemos un gran equipo, y seguimos creciendo, seguimos avanzando...

Como jugadores, sabemos de esas banderas rojas, y más aún con los últimos "proyectos" con cierta tecnología. Desde el momento 0 hemos trabajado en presentar trabajos tangibles, de cambiar el "ya lo veréis" a "como estáis viendo". Vamos a presentar avances reales y completos, y por ello disponemos de la experiencia para saber cuándo lo tendremos todo. Porque, como mecenas, sabemos lo mucho que desespera el esperar año "más el bonus" para tener el juego en las manos. ¿Que intentar tenerlo antes es correr un riesgo? Lo es. Pero estamos en un punto en el que vamos a apostar fuerte, el todo por el todo.

EEUU es un mercado exigente (aunque tiene tragaderas muchas veces incomprensibles). Vamos a entrar en él con paso firme, y así conseguir un proyecto a largo plazo.

Y con esa pregunta (bien tirada) me has sacado un montón de info... (ahora me castigarán sin zumo durante una semana!) :'( :'(


¡Cuánto tiempo, @dañé!

Por favor, dejad de meterse con el pobre robusto! No hay calzado mejor en Mythaland que los propios pies, totalmente adaptados y callosos por la parte inferior, además de prensiles... mmm... un podólogo de los khela tendría un buen futuro asegurado, sep...

Te entendemos perfectamente. Las quedadas de los domingos enfadan a varias mujeres en muchos de nuestros casos, jajaja. Pero, bueno, es un hobby que requiere de un tiempo... y en el que también se puede jugar en pareja! :)

Bromas aparte, sobre tu pregunta: los próximos juegos saldrán sin Dybo. La plataforma la tendréis una vez, y podréis ampliar vuestra juegoteca específica de Dybo sin costes aparte, por supuesto. Para que la oferta sea completa, también tendremos la opción de packs de juego + Dybo, pero eso dependerá de otros factores.

Y, bueno, hasta aquí la parte de preguntas... ¿que más quedaba? ¿qué mas?

Ah, sí! Otro de nuestros relatos! :)

Por cierto, cada relato desvela más y más info de varios puntos de Endarth. Pero hay "algo" en uno de ellos que nos da una gran información sobre un aspecto que influirá mucho en el juego... ¿quién lo encontrará?  ::) ::) ::)

04 – Aura Bekerville – La muerte silenciosa

La palmatoria estaba sobre la mesa polvorienta, mientras Ayla meditaba en el centro del comedor de la cabaña, sentada en el suelo con las piernas cruzadas.

Había conseguido acallar las voces. Ahora estaba segura que habían sido causadas por su ansiedad e inseguridad. Le había ayudado el conocer que las “llamadas” -como ella las había nombrado- para tomar a los elegidos aparecían en secuencia, por lo que tan sólo tenía que esperar. Eso la convertía en una recolectora en el momento de la muerte, lo cual simplificaba su tarea. Tan sólo debía recopilar información a la vez que a los elegidos, para estar preparada para la guerra.

Su meditación era profunda, y notaba el maná, el recurso necesario para la magia en Endarth, fluyendo a través de ella, presto en cada latido de su corazón. Pero también notaba otra energía, ajena, oscura, que la envolvía por completo. Y, de algún modo, después de tantos años, era capaz de notarla, de darle forma, de sentirla como algo vivo. Sabía lo que era, había leído sobre el “éter” en unos pocos libros, ya que la información sobre la misma escaseaba. Y ahora sentía que había llegado el momento de emplearla para la magia.

Se concentró en esa fuente mágica, y dejó que la invadiera. Expulsó con cuidado el maná de su cuerpo y dejó su espacio disponible, que fue rellenado con presteza. El fuego, a su espalda, crepitó con fuerza; los libros, en la estantería, temblaron; los muebles del comedor se fueron alejando de ella, milímetro a milímetro. No era una fuerza más poderosa, ni tan siquiera era tan distinta al maná, tan sólo era otro recurso que podía utilizar, aunque no estaba acostumbrada a él. Inspiró con fuerza, apretó los dientes y se concentró en los conjuros de la Escuela del Aire. Le resultaba satisfactorio desordenar (y cuando estaba más furiosa, destruir) el comedor para que luego se reorganizase por su cuenta. Ventajas de vivir en un instante temporal.

Un pequeño tornado se comenzó a formar a su alrededor. Con los ojos cerrados, escuchó los golpes típicos de los muebles, los chirridos de los arrastres, el crujir de la madera. Era el momento de ver si el éter, el recurso mágico del otro lado, era tan poderoso como el maná. 

Fue entonces cuando lo escuchó. No fue un ruido alto, pero al no haberlo escuchado durante años, sonó como un cañonazo en su mente. Era un sonido proveniente de fuera de la cabaña, como si alguien se moviese a través de la maleza. Abrió los ojos y saltó contra la ventana, mientras el conjuro se desestabilizaba y armaba un gran estrépito. Miró con intensidad, buscando la fuente del sonido, mientras los muebles caían y se astillaban. No estaba sola. Nunca, en todo su encierro en el intersticio, se le había ocurrido dicha posibilidad. Sintió una oleada de frío terror en la boca del estómago.

Entonces el cielo comenzó a oscurecerse. Ayla se tapó la boca con las manos. No, ahora no era el maldito momento. Pero una nueva llamada se había activado.

***


La amplia luna iluminaba las ruinas de Auldor, la extensa capital del antiguo reino de Edannan. La antaño orgullosa y rica ciudad era ahora varias decenas de kilómetros cuadrados abandonados, plagados de pequeños castillos y palacetes de los altos señores elfos, mansiones y casonas con fincas alrededor de los nobles, y, como cualquier ciudad que se preciase, una miríada de barrios más comerciales y plebeyos.

Aura Bekerville llevaba varias horas esperando, envuelta en la oscuridad, observando cada detalle. Las vías que se abrían ante ella, anchas y adoquinadas, habían tenido setos en su centro. Ahora la vegetación había roto su cárcel de piedra y se desperdigaba por todas partes, dejando constancia que el paso del tiempo siempre corría a su favor. La ciudad era un silencioso fantasma, pero eso no la hacía menos peligrosa. Por eso mismo la habían contratado a ella.

Siguiendo su instinto, la asesina comprobó por enésima vez todas las sombras: no había enemigo a la vista, ni se esperaba. Pero la arquitectura de la ciudad le prestaba poca cobertura, y eso era letal para su misión.  Los jodidos elfos, esos estirados, se decantaban por amplias calles y arcos en todas las viviendas, pero nada de pilares, vallas o muretes. Aura suspiró. Ella era una medio elfa, con los ojos plata, como mandaban los cánones, y no podía elegir a cuál de las dos razas odiaba más: si a los sucios y estúpidos humanos o a los insoportables y altivos elfos. Al menos, los segundos estaban extintos, salvo los salvajes que quedaban en los bosques, lugar donde Aura sabía que no iría jamás. Prefería mil veces las comodidades de las urbes, el poder dormir en una gran cama en una mansión, aunque eso significase apuñalar al dueño antes.

Pero eso no importaba ahora, tenía que moverse. Se ciñó los guantes y se fijó la capucha de color morado oscuro. Salió a la calle y avanzó sin hacer ruido, como una sombra más. Tras un rato de sigilosa marcha, interrumpida por sus detenciones en las sombras más oscuras, a la espera de detectar cualquier movimiento o sonido, llegó al final de una avenida, que se dividía en forma de T por dos vías. Avanzó hasta unas acacias, que habían crecido sin control, y se camufló con ellas. Estuvo alerta unos minutos, y, al no escuchar nada, continuó su avance por la rama norte.

No había sido fácil ser una medio elfa en una ciudad tan fanática como Quibar. Pero Aura tenía el cuerpo, las habilidades y la inteligencia para abrirse paso en el peligroso mundo al margen de la ley. Y, a ciencia cierta que lo había hecho. Ningún trabajo se le había resistido, ni para realizarlo, ni para aceptarlo. La moralidad era para los que tenían riquezas como para poder comer todos los días, y no temían aparecer tirados con varias puñaladas en cualquier callejón de la Ciudad Santa. Para los que vivían en la brutalidad de los bajos fondos, nada era tan simple, y Aura lo había aprendido a las malas. La cicatriz que le recorría el cuello de parte a parte era testigo de ello.

Por eso, poco a poco, se había hecho un nombre en el sórdido submundo. Le llamaban “La Muerte Silenciosa”, aunque ella sabía que tenía varios sobrenombres mucho peores. Su fama había ido aumentando, y también su precio. Aunque se había sorprendido cuando había cerrado esta misión, donde lo que le habían ofrecido era casi obsceno, además que costeaba un viaje hasta el otro lado del Gran Continente, con una pequeña guarnición. En los negocios de Aura todo olía mal, pero este encargo apestaba por los cuatro costados.  ¿El por qué lo había aceptado? Porque confiaba en su intuición. Tenía la sensación que la habían infravalorado, y eso había sido un aliciente más. Sacaría el trabajo adelante, o bien huiría durante un tiempo a Tyrennor, ya que había cobrado la mitad por adelantado. Taldrim podía ser un buen lugar para desaparecer durante una temporada.

Vio una inesperada luz a la distancia. La vía terminaba en un parque con un gran estanque en el centro, flanqueado por ruinas de edificios de piedra. Por el tipo de estructuras, ya no estaba en la zona rica, sino en algún tipo de barrio residencial de comerciantes. Aura se fue acercando, moviéndose al amparo de las ruinas, con gran cuidado. Llegó a refugio de una columna caída, y allí escuchó durante unos instantes. Supo que más adelante se encontraría con un grupo de mercenarios. Por la cantidad de las voces, había al menos cuatro de ellos. Con mucho cuidado se asomó y confirmó lo que había supuesto: cuatro hombres estaban charlando alrededor de una hoguera. Aura se fijó y vio a dos más de ellos en el suelo, que parecían dormidos.

Estuvo durante un rato mirando en las sombras, haciendo un esfuerzo por no mirar a las llamas y perder su visión nocturna. Terminó detectando a dos vigías alrededor del campamento. Si se habían repartido equitativamente, el tercero estaría cerca de ella en ese momento. La semi-elfa se concentró con cuidado en su entorno más cercano, hasta que lo vio, a escasos diez metros de ella, sobre un murete semiderruido.

No eran amateurs. Dos de ellos descansando, tres de ellos de vigía, y el resto reponiendo fuerzas, pero armados. Nueve en total. Era una fuerza considerable para una misión en la ciudad caída.

Ya no quedaba nada de valor en Auldor. Había sido saqueada hasta no dejar piedra sin remover. Las dos fuerzas que la habían condenado, los tirkahnos del oeste y los corruptos del norte tan sólo habían llevado muerte, pero no habían tomado nada de valor. Eso había quedado para los pocos elfos campesinos supervivientes de los alrededores, que, sintiéndolo como una venganza y una retribución ante sus explotadores, habían robado sobre todo comida, centrándose en los inmensos almacenes de alimentos y en las grandes y selectas despensas de las mansiones. Después, los ladrones más profesionales habían ido por las joyas y el oro, junto con cualquier otra riqueza que no estuviese anclada al suelo. Poco podía ofrecer Auldor casi cien años después de su caída. Pero, todavía en estos días, no era raro el ver equipos que se lanzaban a la gran ciudad, dispuestos a remover las piedras e intentar encontrar algún tesoro oculto.

Y, aunque muchos de ellos no volvían, alimentando un poco más la leyenda negra de la capital, el flujo de buscadores de fortuna no remitía.

Pero, bueno, esa no era su guerra. Decidió alejarse sin más. Podía parecer que no era muy inteligente llamar la atención con tanta luz y ruido en la ciudad, pero, tampoco debería ser un problema. Tan sólo debía esperar que el vigía de su zona mirase hacia otro lado, y... curioso... la última vez que vio al vigía tenía la cabeza sobre los hombros. Pero ahora acababa de ser decapitado, y se derrumbaba hacia atrás.

Aura se asomó al campamento de nuevo. Todos los mercenarios estaban muertos. Cubiertos de su propia sangre.

A la luz del fuego, Aura los vio. Un puñado de pequeños monstruos. Altos como medio hombre, con cabezas afiladas, narices puntiagudas y orejas largas. Iban vestidos de negro, y siseaban entre ellos. Pero su mirada se detuvo en los katar que asomaban por sus pequeñas manos, los cuales goteaban la sangre de los mercenarios, y arrancaban algún brillo traicionero del fuego. La asesina supo que tenía que salir de allí al momento.

Una piedrecita cayó sobre su hombro. Aura miró arriba y vio a uno de esos seres sobre el parapeto, observándola con sus ojillos fríos y negros. Abrió la boca, que mostró pequeños dientes afilados, para gritar a sus compañeros. Pero el cuchillo lanzado por Aura le atravesó el cráneo. La bestia cayó hacia atrás con un gorgoteo terminal.

La ladrona salió a plena velocidad, en línea recta. Alcanzó un bolsillo de las cintas en su abdomen, y sacó una pequeña pócima. La agitó con fuerza y la lanzó hacia atrás, donde el cristal se rompió, liberando un aceitoso humo morado. Redobló sus esfuerzos corriendo por la calle vacía.

Pocos segundos después escuchó un silbido a su espalda, y la ciudad se iluminó como si fuese de día durante un instante. Aura se alegró de haber llevado todo su arsenal. La trampa de luz pura se había activado y ahora el enemigo estaría aturdido. Lo único que necesitaba era ganar distancia y escapar. 

Llegó a una intersección y giró como una exhalación a su izquierda. Saltó varios carros que habían formado una tosca barricada, y utilizó sus últimas energías para colarse por la puerta vacía de un comercio. Saltó la barra y cayó al otro lado. Estuvo quieta mientras intentaba regular la respiración, y se esforzaba por escuchar encima de los latidos que martilleaban sus oídos.

Su visión nocturna era excepcional, por lo que observó su alrededor. Por el olor que percibía y por las baldas semivacías, estaba en un herbolario. Vio una puerta al final de la barra, cerrada. Se acercó y la tocó tentativamente. Para su sorpresa, la madera era bastante más débil de lo que parecía. Aún en ese pozo de opulencia, había existido ricos de verdad, y gente peleando por mantener un estatus. Aura sonrió con tristeza. En su entorno había visto mucho de eso. Y esta puerta, pintada y tallada como una obra exquisita, era una burda hoja de mala madera. Pero no se detuvo en su ensimismamiento. Sacó un pequeño artefacto de cuero, y después de manipularlo, dejó al descubierto una única fina hoja de metal, con la que trabajó la cerradura durante unos segundos. Un satisfactorio click le hizo probar la manija, que giró con facilidad.

Aura accedió a una oscuridad todavía más profunda. Los intensos aromas de las especias, encerradas durante un siglo, junto con su podredumbre, eran una bomba de olor. Aura maldijo en un susurro y volvió con celeridad hacia la primera sala, cerrando la puerta tras de sí. Ahora el punzante aroma había destruido su sentido del olfato. Y, lo que era todavía peor, le había impregnado del olor. Le resultaría más difícil infiltrarse en cualquier lugar ahora. Se comenzó a quitar la capa y capucha sin hacer ningún ruido. Prefería ir algo más expuesta que ir dando pistas con su olor. Y no podía dejar que se impregnara todavía más en su piel. Y, entonces, escuchó un crujido. Algo o alguien acababa de pisar un cristal. Dentro del herbolario.

Sacó otro vial de un bolsillo y lo lanzó sin mirar, por encima de la barra. Escuchó cómo se rompía en el suelo. Desenvainó sus dagas, de metal negro, el cual no reflejaba ningún tipo de luz. Enseguida le llegó un penetrante olor dulzón, y le comenzaron a llorar los ojos. Pero sabía que lo soportaría, había estado tomando pequeñas dosis del antídoto durante los últimos días. Contó hasta diez y saltó la barra.

Vio a tres de las criaturas de antes en el suelo, convulsionándose e intentando respirar. Aura cortó sus cuellos con fría eficacia y se ocultó, mirando a la calle. Sin duda, el encargo estaba superando, por mucho, el pago acordado. La asesina lamentó su ambición. Le había parecido un trabajo tan bien remunerado que había querido que fuese verdad. Incluso se había hecho ilusión de vivir una temporada a cuerpo de rey. Y, ahora, si salía con vida de allí ya sería suficiente. 

Había casi una veintena de los pequeños y rápidos monstruos en el centro de la plaza, moviéndose como un enjambre de cucarachas ante algo que emitía una fuerte luz verdosa. Para su desesperación, también vio a un puñado de otras bestias de mayor tamaño, con brazos musculosos y largos, armados con hachas.

Ya pensaría sobre esas abominaciones. Ahora estaba claro que no podría acabar con ese pequeño ejército, por lo que se centraría en escapar. Y ahí, Aura no tenía rival. Rebuscó entre sus bolsillos, y, al amparo de la oscuridad, mezcló dos pócimas, que sisearon y añadieron una nota más de olor al herbolario. Con mucho cuidado, salió a la calle, fundiéndose con las sombras. Utilizando todas sus fuerzas, lanzó el vial hacia la muchedumbre, mientras salía corriendo en dirección contraria.

La explosión de fuego y el brillo de la luz ocurrió a su espalda. Aura ya se había alejado un centenar de metros, y siguió acelerando hasta que se quedó sin resuello. A partir de ahí, bajó el ritmo a un trote suave. Y se dirigió, parando varias veces a ver si era seguida, hacia su campamento fuera de la ciudad.

Comenzaba a amanecer cuando llegó. Sus guardas durante el viaje desde Damardas le saludaron al verla acercarse.

– ¿Todo en orden, Lady Bekerville? – inquirió el líder, Rickert, un hombre alto y malcarado, de sonrisa torcida.

–No, Rickert. Todo está mal. La maldita ciudad está infestada de criaturas de pesadilla. – dijo Aura, señalando con el pulgar por encima de su hombro, hacia las ruinas.

– Y entonces, ¿qué pasa con el encargo? -dijo con inocencia el mercenario. Aura entendió la amenaza implícita.

– Oh, nada, Rickert. He venido a recuperar fuerzas y volveré a intentarlo esta próxima noche. Cometí un error: me tuve que esconder en un herbolario, y quedé marcada con su olor. Tengo que dormir un poco, ha sido una noche larga. –dijo Aura con naturalidad, quitándose la capa y echándola al fuego. No tardó en arder.

Ante la atónita mirada de los otros guardas, se quitó también los portaviales y cinturones donde guardaba todo su arsenal de productos alquímicos, y los dejó con delicadeza en el suelo. Después abrió los cierres de su corsé de cuero, y, exhalando un suspiro, se lo quitó, dejándolo caer. Como último paso, se sacó el ceñido jubón por encima de la cabeza, dejando al descubierto sus generosos senos, tan sólo tapados por un pequeño, pero fuerte, sujetador.

– Todo huele a esa maldita tienda –dijo Aura, sonriendo con todo su encanto. El hombre le devolvió la sonrisa con los ojos clavados en el pecho de la asesina, justo antes que Aura le cortara el cuello.

Los tenía a todos ubicados: eran en total cuatro, y quedaban tres. Aura lanzó dos cuchillos al más lejano, acertándole en la cabeza y en el pecho. Saltó hacia el más cercano, desenvainando la otra daga, y, antes que se pudiese defender, le acuchilló varias veces en el torso.

El último guarda había desenfundado su espada, pero había entendido la situación. Acababa de ver a Aura combatir y sabía la leyenda de la semi-elfa. Lanzó la espada lejos de sí, e hincó las rodillas en tierra. Juntó sus manos para implorar.

–¡Os lo ruego, señora! ¡No toméis mi vida! ¡Me rindo! ¡Tan sólo cumplíamos órdenes! – suplicó.

Aura se detuvo a un latido de acabar con la vida del muchacho. Algo sonaba muy mal.

– ¿Qué órdenes teníais que cumplir?

– Teníamos que envenenaros conforme vinieseis de la incursión a Auldor, al entregarnos la gema.

Aura suspiró. Ahí iban las últimas posibilidades de haber cobrado por el trabajo. La pregunta era: ¿por qué eliminarla a ella? ¿Eran de mayor confianza los cuatro mercenarios que habían ejercido de guardaespaldas? Alguien había cometido un grave error al intentar utilizarla. Conforme volviese a Quibar, seguiría su contacto hasta encontrar al contratista y le haría una visita muy desagradable.

Un virote negro acertó de lleno al mercenario que estaba de rodillas, con tanta fuerza que lo lanzó hacia atrás. Aura se giró y se sorprendió al ver a un hombre vestido con una túnica blanca, flanqueado por cuatro guerreros embutidos en armaduras de guerra completas y blindadas, portando ballestas pesadas. ¿Cómo podían haber llegado tras ella sin hacer ningún ruido? Le apuntaron.

–La gema, por favor – dijo el hombre de la túnica.

–Precisamente... –dijo Aura, y se palpó el cuerpo. Pero sus viales no estaban con ella. Sintió una punzada de desesperanza. Sus dagas parecían inútiles contra dichas moles de metal. Pero, aun así, no estaba desarmada.

– Buen señor, creo que podemos llegar a un acuerdo –dijo, moviendo sus hombros para apretar los pechos. – Puedo ayudarle de muchas maneras para conseguirla...

– No te preocupes –contestó el encapuchado. – La buscaremos entre tus pertenencias. 

Y las cuatro ballestas dispararon a la vez. A una distancia donde no podían fallar.

***

Ayla mantuvo su mirada fija en la figura encapuchada, hasta que el amanecer de Auldor desapareció para dar paso a la tarde eterna en su cabaña. Sus manos se movieron con presteza, reteniendo a la asesina en una gema del alma, que comenzó a brillar en un color morado.

Pero sus pensamientos no estaban ahí. Era la segunda vez que se cruzaba con una figura encapuchada, y esta vez sí había estado atenta. Había sentido una gran cantidad de éter fluyendo por ese enemigo, y eso tan sólo significaba una cosa: las piezas se estaban poniendo en posición.

Los Once Exiliados estaban en movimiento. Y a ella le quedaba mucho trabajo por hacer...


***

***

¿Qué os parece? ¡Esperamos vuestras opiniones!

Y, finalmente, llegamos a otro punto que dijimos... ¡repetid conmigo! ¡¡Ni una actualización sin ilustración!! ¡¡Ni una actualización sin ilustración!!  ;D ;D ;D

Pues aquí va!


Brutal, como siempre, esta nueva ilustración de Juanca Ortega!

Y, antes de despedirnos, os tenemos que dar las gracias. Después de un año con vosotros, tenemos un hilo con 1400 respuestas (el destino ha querido que este post sea el número redondo) y 100.000 vistas del mismo. Estamos orgullosos de nuestro trabajo, pero también boquiabiertos por cómo nos estáis atendiendo. Por tanto, repetimos: muchas gracias y hasta el martes que viene!
A vosotros por el feedback y mostrarnos rl avance

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« Respuesta #1403 en: Septiembre 16, 2020, 05:54:30 pm »
"Y, como bien sabéis, las almas en pena cruzan el Intersticio, un plano donde se juntan reminiscencias de las dos dimensiones sin pertenecer a ninguna. Un espacio yermo donde el tiempo no se doblega a las reglas de Endarth. Un lugar infinito y, a su vez, delgado como una sombra.

Por ello lo debéis temer con toda vuestra alma. Debéis enfocar vuestro terror más primordial y darle forma hasta que sea tangible. Tan sólo entonces comprenderéis que ellas están ahí, acechando, susurrando a vuestras espaldas... y que no podéis hacer nada para evitarlo."

Extracto de la charla de Eliah Argent en el combate contra la Triada de los Arcanos, en las catacumbas de Torre Eliana.


¿Qué os contáis, incansables buscadores de fortuna en Auldor, la antigua capital de Edannan?

Llega una semana más, llega un martes más... y, por supuesto, tenemos más noticias sobre Endarth!!

Por tanto... pasemos a las respuestas!

Saludos, @ganix!

Por partes, como siempre:

El tipo es feo. Pero muy feo. Pero no nos dejemos llevar por los cánones inalcanzables de belleza, y démosle una oportunidad para que nos robe el corazón... (quizá incluso de modo literal...) ;D ;D

Sobre lo que dices de las dos ballestas, es más efectista que práctico. Pero tengamos en cuenta que los khela son mucho más robustos y fuertes que un humano (al igual que también son más grandes, esa ballesta no es manejable por un humano estándar). Por tanto, uniendo eso a que estos cazadores son criaturas más reflexivas y pacientes que los "robustos" de primera línea, se junta en que este "simpático" adversario sabrá cuando desatar una tormenta de virotes mortales, cuando recargar o cuando lanzar ataques más comedidos...  así que me quito el sombrero por tu capacidad de observación. 8)

Un saludo.

Se te saluda, @tropoli.

El fuego amigo es un arma de doble filo. El obligar a utilizarlo puede hacer que según quien sea tu grupo de juego, se pueda convertir en una experiencia muy divertida, o que directamente acabéis masacrándoos y olvidándose del enemigo (lo decimos con conocimiento de causa, jejeje  ::) ::)). Lo mejor es permitir activarlo y desactivarlo, aunque, para conseguir terminar el juego en el nivel más desafiante, tendrá que estar conectado.

Crear misiones y estar apoyados por la comunidad es un aspecto que beneficia al mecenas, ya que consigue maximizar las posibilidades del juego y también las de Dybo. Y, bueno, queremos dar lo máximo posible al mecenas... no puedo decir mas...

Si nos has encontrado en Linkedln, ya sabes... ¡envía tu currículum! ;D ;D . Fuera bromas, como habrás visto (y nos sorprendemos por la capacidad de investigación de algunos), buscamos perfiles muy específicos y de un nivel alto, para tener cubierto todo el proceso de creación de este proyecto. Obviamente, no vamos a producir antes, pero vamos a estar totalmente (y repito en mayúsculas: TOTALMENTE) preparados para cuando finalice el KS para lanzarnos sin ningún tipo de incertidumbre. Tenemos un gran equipo, y seguimos creciendo, seguimos avanzando...

Como jugadores, sabemos de esas banderas rojas, y más aún con los últimos "proyectos" con cierta tecnología. Desde el momento 0 hemos trabajado en presentar trabajos tangibles, de cambiar el "ya lo veréis" a "como estáis viendo". Vamos a presentar avances reales y completos, y por ello disponemos de la experiencia para saber cuándo lo tendremos todo. Porque, como mecenas, sabemos lo mucho que desespera el esperar año "más el bonus" para tener el juego en las manos. ¿Que intentar tenerlo antes es correr un riesgo? Lo es. Pero estamos en un punto en el que vamos a apostar fuerte, el todo por el todo.

EEUU es un mercado exigente (aunque tiene tragaderas muchas veces incomprensibles). Vamos a entrar en él con paso firme, y así conseguir un proyecto a largo plazo.

Y con esa pregunta (bien tirada) me has sacado un montón de info... (ahora me castigarán sin zumo durante una semana!) :'( :'(


¡Cuánto tiempo, @dañé!

Por favor, dejad de meterse con el pobre robusto! No hay calzado mejor en Mythaland que los propios pies, totalmente adaptados y callosos por la parte inferior, además de prensiles... mmm... un podólogo de los khela tendría un buen futuro asegurado, sep...

Te entendemos perfectamente. Las quedadas de los domingos enfadan a varias mujeres en muchos de nuestros casos, jajaja. Pero, bueno, es un hobby que requiere de un tiempo... y en el que también se puede jugar en pareja! :)

Bromas aparte, sobre tu pregunta: los próximos juegos saldrán sin Dybo. La plataforma la tendréis una vez, y podréis ampliar vuestra juegoteca específica de Dybo sin costes aparte, por supuesto. Para que la oferta sea completa, también tendremos la opción de packs de juego + Dybo, pero eso dependerá de otros factores.

Y, bueno, hasta aquí la parte de preguntas... ¿que más quedaba? ¿qué mas?

Ah, sí! Otro de nuestros relatos! :)

Por cierto, cada relato desvela más y más info de varios puntos de Endarth. Pero hay "algo" en uno de ellos que nos da una gran información sobre un aspecto que influirá mucho en el juego... ¿quién lo encontrará?  ::) ::) ::)

04 – Aura Bekerville – La muerte silenciosa

La palmatoria estaba sobre la mesa polvorienta, mientras Ayla meditaba en el centro del comedor de la cabaña, sentada en el suelo con las piernas cruzadas.

Había conseguido acallar las voces. Ahora estaba segura que habían sido causadas por su ansiedad e inseguridad. Le había ayudado el conocer que las “llamadas” -como ella las había nombrado- para tomar a los elegidos aparecían en secuencia, por lo que tan sólo tenía que esperar. Eso la convertía en una recolectora en el momento de la muerte, lo cual simplificaba su tarea. Tan sólo debía recopilar información a la vez que a los elegidos, para estar preparada para la guerra.

Su meditación era profunda, y notaba el maná, el recurso necesario para la magia en Endarth, fluyendo a través de ella, presto en cada latido de su corazón. Pero también notaba otra energía, ajena, oscura, que la envolvía por completo. Y, de algún modo, después de tantos años, era capaz de notarla, de darle forma, de sentirla como algo vivo. Sabía lo que era, había leído sobre el “éter” en unos pocos libros, ya que la información sobre la misma escaseaba. Y ahora sentía que había llegado el momento de emplearla para la magia.

Se concentró en esa fuente mágica, y dejó que la invadiera. Expulsó con cuidado el maná de su cuerpo y dejó su espacio disponible, que fue rellenado con presteza. El fuego, a su espalda, crepitó con fuerza; los libros, en la estantería, temblaron; los muebles del comedor se fueron alejando de ella, milímetro a milímetro. No era una fuerza más poderosa, ni tan siquiera era tan distinta al maná, tan sólo era otro recurso que podía utilizar, aunque no estaba acostumbrada a él. Inspiró con fuerza, apretó los dientes y se concentró en los conjuros de la Escuela del Aire. Le resultaba satisfactorio desordenar (y cuando estaba más furiosa, destruir) el comedor para que luego se reorganizase por su cuenta. Ventajas de vivir en un instante temporal.

Un pequeño tornado se comenzó a formar a su alrededor. Con los ojos cerrados, escuchó los golpes típicos de los muebles, los chirridos de los arrastres, el crujir de la madera. Era el momento de ver si el éter, el recurso mágico del otro lado, era tan poderoso como el maná. 

Fue entonces cuando lo escuchó. No fue un ruido alto, pero al no haberlo escuchado durante años, sonó como un cañonazo en su mente. Era un sonido proveniente de fuera de la cabaña, como si alguien se moviese a través de la maleza. Abrió los ojos y saltó contra la ventana, mientras el conjuro se desestabilizaba y armaba un gran estrépito. Miró con intensidad, buscando la fuente del sonido, mientras los muebles caían y se astillaban. No estaba sola. Nunca, en todo su encierro en el intersticio, se le había ocurrido dicha posibilidad. Sintió una oleada de frío terror en la boca del estómago.

Entonces el cielo comenzó a oscurecerse. Ayla se tapó la boca con las manos. No, ahora no era el maldito momento. Pero una nueva llamada se había activado.

***


La amplia luna iluminaba las ruinas de Auldor, la extensa capital del antiguo reino de Edannan. La antaño orgullosa y rica ciudad era ahora varias decenas de kilómetros cuadrados abandonados, plagados de pequeños castillos y palacetes de los altos señores elfos, mansiones y casonas con fincas alrededor de los nobles, y, como cualquier ciudad que se preciase, una miríada de barrios más comerciales y plebeyos.

Aura Bekerville llevaba varias horas esperando, envuelta en la oscuridad, observando cada detalle. Las vías que se abrían ante ella, anchas y adoquinadas, habían tenido setos en su centro. Ahora la vegetación había roto su cárcel de piedra y se desperdigaba por todas partes, dejando constancia que el paso del tiempo siempre corría a su favor. La ciudad era un silencioso fantasma, pero eso no la hacía menos peligrosa. Por eso mismo la habían contratado a ella.

Siguiendo su instinto, la asesina comprobó por enésima vez todas las sombras: no había enemigo a la vista, ni se esperaba. Pero la arquitectura de la ciudad le prestaba poca cobertura, y eso era letal para su misión.  Los jodidos elfos, esos estirados, se decantaban por amplias calles y arcos en todas las viviendas, pero nada de pilares, vallas o muretes. Aura suspiró. Ella era una medio elfa, con los ojos plata, como mandaban los cánones, y no podía elegir a cuál de las dos razas odiaba más: si a los sucios y estúpidos humanos o a los insoportables y altivos elfos. Al menos, los segundos estaban extintos, salvo los salvajes que quedaban en los bosques, lugar donde Aura sabía que no iría jamás. Prefería mil veces las comodidades de las urbes, el poder dormir en una gran cama en una mansión, aunque eso significase apuñalar al dueño antes.

Pero eso no importaba ahora, tenía que moverse. Se ciñó los guantes y se fijó la capucha de color morado oscuro. Salió a la calle y avanzó sin hacer ruido, como una sombra más. Tras un rato de sigilosa marcha, interrumpida por sus detenciones en las sombras más oscuras, a la espera de detectar cualquier movimiento o sonido, llegó al final de una avenida, que se dividía en forma de T por dos vías. Avanzó hasta unas acacias, que habían crecido sin control, y se camufló con ellas. Estuvo alerta unos minutos, y, al no escuchar nada, continuó su avance por la rama norte.

No había sido fácil ser una medio elfa en una ciudad tan fanática como Quibar. Pero Aura tenía el cuerpo, las habilidades y la inteligencia para abrirse paso en el peligroso mundo al margen de la ley. Y, a ciencia cierta que lo había hecho. Ningún trabajo se le había resistido, ni para realizarlo, ni para aceptarlo. La moralidad era para los que tenían riquezas como para poder comer todos los días, y no temían aparecer tirados con varias puñaladas en cualquier callejón de la Ciudad Santa. Para los que vivían en la brutalidad de los bajos fondos, nada era tan simple, y Aura lo había aprendido a las malas. La cicatriz que le recorría el cuello de parte a parte era testigo de ello.

Por eso, poco a poco, se había hecho un nombre en el sórdido submundo. Le llamaban “La Muerte Silenciosa”, aunque ella sabía que tenía varios sobrenombres mucho peores. Su fama había ido aumentando, y también su precio. Aunque se había sorprendido cuando había cerrado esta misión, donde lo que le habían ofrecido era casi obsceno, además que costeaba un viaje hasta el otro lado del Gran Continente, con una pequeña guarnición. En los negocios de Aura todo olía mal, pero este encargo apestaba por los cuatro costados.  ¿El por qué lo había aceptado? Porque confiaba en su intuición. Tenía la sensación que la habían infravalorado, y eso había sido un aliciente más. Sacaría el trabajo adelante, o bien huiría durante un tiempo a Tyrennor, ya que había cobrado la mitad por adelantado. Taldrim podía ser un buen lugar para desaparecer durante una temporada.

Vio una inesperada luz a la distancia. La vía terminaba en un parque con un gran estanque en el centro, flanqueado por ruinas de edificios de piedra. Por el tipo de estructuras, ya no estaba en la zona rica, sino en algún tipo de barrio residencial de comerciantes. Aura se fue acercando, moviéndose al amparo de las ruinas, con gran cuidado. Llegó a refugio de una columna caída, y allí escuchó durante unos instantes. Supo que más adelante se encontraría con un grupo de mercenarios. Por la cantidad de las voces, había al menos cuatro de ellos. Con mucho cuidado se asomó y confirmó lo que había supuesto: cuatro hombres estaban charlando alrededor de una hoguera. Aura se fijó y vio a dos más de ellos en el suelo, que parecían dormidos.

Estuvo durante un rato mirando en las sombras, haciendo un esfuerzo por no mirar a las llamas y perder su visión nocturna. Terminó detectando a dos vigías alrededor del campamento. Si se habían repartido equitativamente, el tercero estaría cerca de ella en ese momento. La semi-elfa se concentró con cuidado en su entorno más cercano, hasta que lo vio, a escasos diez metros de ella, sobre un murete semiderruido.

No eran amateurs. Dos de ellos descansando, tres de ellos de vigía, y el resto reponiendo fuerzas, pero armados. Nueve en total. Era una fuerza considerable para una misión en la ciudad caída.

Ya no quedaba nada de valor en Auldor. Había sido saqueada hasta no dejar piedra sin remover. Las dos fuerzas que la habían condenado, los tirkahnos del oeste y los corruptos del norte tan sólo habían llevado muerte, pero no habían tomado nada de valor. Eso había quedado para los pocos elfos campesinos supervivientes de los alrededores, que, sintiéndolo como una venganza y una retribución ante sus explotadores, habían robado sobre todo comida, centrándose en los inmensos almacenes de alimentos y en las grandes y selectas despensas de las mansiones. Después, los ladrones más profesionales habían ido por las joyas y el oro, junto con cualquier otra riqueza que no estuviese anclada al suelo. Poco podía ofrecer Auldor casi cien años después de su caída. Pero, todavía en estos días, no era raro el ver equipos que se lanzaban a la gran ciudad, dispuestos a remover las piedras e intentar encontrar algún tesoro oculto.

Y, aunque muchos de ellos no volvían, alimentando un poco más la leyenda negra de la capital, el flujo de buscadores de fortuna no remitía.

Pero, bueno, esa no era su guerra. Decidió alejarse sin más. Podía parecer que no era muy inteligente llamar la atención con tanta luz y ruido en la ciudad, pero, tampoco debería ser un problema. Tan sólo debía esperar que el vigía de su zona mirase hacia otro lado, y... curioso... la última vez que vio al vigía tenía la cabeza sobre los hombros. Pero ahora acababa de ser decapitado, y se derrumbaba hacia atrás.

Aura se asomó al campamento de nuevo. Todos los mercenarios estaban muertos. Cubiertos de su propia sangre.

A la luz del fuego, Aura los vio. Un puñado de pequeños monstruos. Altos como medio hombre, con cabezas afiladas, narices puntiagudas y orejas largas. Iban vestidos de negro, y siseaban entre ellos. Pero su mirada se detuvo en los katar que asomaban por sus pequeñas manos, los cuales goteaban la sangre de los mercenarios, y arrancaban algún brillo traicionero del fuego. La asesina supo que tenía que salir de allí al momento.

Una piedrecita cayó sobre su hombro. Aura miró arriba y vio a uno de esos seres sobre el parapeto, observándola con sus ojillos fríos y negros. Abrió la boca, que mostró pequeños dientes afilados, para gritar a sus compañeros. Pero el cuchillo lanzado por Aura le atravesó el cráneo. La bestia cayó hacia atrás con un gorgoteo terminal.

La ladrona salió a plena velocidad, en línea recta. Alcanzó un bolsillo de las cintas en su abdomen, y sacó una pequeña pócima. La agitó con fuerza y la lanzó hacia atrás, donde el cristal se rompió, liberando un aceitoso humo morado. Redobló sus esfuerzos corriendo por la calle vacía.

Pocos segundos después escuchó un silbido a su espalda, y la ciudad se iluminó como si fuese de día durante un instante. Aura se alegró de haber llevado todo su arsenal. La trampa de luz pura se había activado y ahora el enemigo estaría aturdido. Lo único que necesitaba era ganar distancia y escapar. 

Llegó a una intersección y giró como una exhalación a su izquierda. Saltó varios carros que habían formado una tosca barricada, y utilizó sus últimas energías para colarse por la puerta vacía de un comercio. Saltó la barra y cayó al otro lado. Estuvo quieta mientras intentaba regular la respiración, y se esforzaba por escuchar encima de los latidos que martilleaban sus oídos.

Su visión nocturna era excepcional, por lo que observó su alrededor. Por el olor que percibía y por las baldas semivacías, estaba en un herbolario. Vio una puerta al final de la barra, cerrada. Se acercó y la tocó tentativamente. Para su sorpresa, la madera era bastante más débil de lo que parecía. Aún en ese pozo de opulencia, había existido ricos de verdad, y gente peleando por mantener un estatus. Aura sonrió con tristeza. En su entorno había visto mucho de eso. Y esta puerta, pintada y tallada como una obra exquisita, era una burda hoja de mala madera. Pero no se detuvo en su ensimismamiento. Sacó un pequeño artefacto de cuero, y después de manipularlo, dejó al descubierto una única fina hoja de metal, con la que trabajó la cerradura durante unos segundos. Un satisfactorio click le hizo probar la manija, que giró con facilidad.

Aura accedió a una oscuridad todavía más profunda. Los intensos aromas de las especias, encerradas durante un siglo, junto con su podredumbre, eran una bomba de olor. Aura maldijo en un susurro y volvió con celeridad hacia la primera sala, cerrando la puerta tras de sí. Ahora el punzante aroma había destruido su sentido del olfato. Y, lo que era todavía peor, le había impregnado del olor. Le resultaría más difícil infiltrarse en cualquier lugar ahora. Se comenzó a quitar la capa y capucha sin hacer ningún ruido. Prefería ir algo más expuesta que ir dando pistas con su olor. Y no podía dejar que se impregnara todavía más en su piel. Y, entonces, escuchó un crujido. Algo o alguien acababa de pisar un cristal. Dentro del herbolario.

Sacó otro vial de un bolsillo y lo lanzó sin mirar, por encima de la barra. Escuchó cómo se rompía en el suelo. Desenvainó sus dagas, de metal negro, el cual no reflejaba ningún tipo de luz. Enseguida le llegó un penetrante olor dulzón, y le comenzaron a llorar los ojos. Pero sabía que lo soportaría, había estado tomando pequeñas dosis del antídoto durante los últimos días. Contó hasta diez y saltó la barra.

Vio a tres de las criaturas de antes en el suelo, convulsionándose e intentando respirar. Aura cortó sus cuellos con fría eficacia y se ocultó, mirando a la calle. Sin duda, el encargo estaba superando, por mucho, el pago acordado. La asesina lamentó su ambición. Le había parecido un trabajo tan bien remunerado que había querido que fuese verdad. Incluso se había hecho ilusión de vivir una temporada a cuerpo de rey. Y, ahora, si salía con vida de allí ya sería suficiente. 

Había casi una veintena de los pequeños y rápidos monstruos en el centro de la plaza, moviéndose como un enjambre de cucarachas ante algo que emitía una fuerte luz verdosa. Para su desesperación, también vio a un puñado de otras bestias de mayor tamaño, con brazos musculosos y largos, armados con hachas.

Ya pensaría sobre esas abominaciones. Ahora estaba claro que no podría acabar con ese pequeño ejército, por lo que se centraría en escapar. Y ahí, Aura no tenía rival. Rebuscó entre sus bolsillos, y, al amparo de la oscuridad, mezcló dos pócimas, que sisearon y añadieron una nota más de olor al herbolario. Con mucho cuidado, salió a la calle, fundiéndose con las sombras. Utilizando todas sus fuerzas, lanzó el vial hacia la muchedumbre, mientras salía corriendo en dirección contraria.

La explosión de fuego y el brillo de la luz ocurrió a su espalda. Aura ya se había alejado un centenar de metros, y siguió acelerando hasta que se quedó sin resuello. A partir de ahí, bajó el ritmo a un trote suave. Y se dirigió, parando varias veces a ver si era seguida, hacia su campamento fuera de la ciudad.

Comenzaba a amanecer cuando llegó. Sus guardas durante el viaje desde Damardas le saludaron al verla acercarse.

– ¿Todo en orden, Lady Bekerville? – inquirió el líder, Rickert, un hombre alto y malcarado, de sonrisa torcida.

–No, Rickert. Todo está mal. La maldita ciudad está infestada de criaturas de pesadilla. – dijo Aura, señalando con el pulgar por encima de su hombro, hacia las ruinas.

– Y entonces, ¿qué pasa con el encargo? -dijo con inocencia el mercenario. Aura entendió la amenaza implícita.

– Oh, nada, Rickert. He venido a recuperar fuerzas y volveré a intentarlo esta próxima noche. Cometí un error: me tuve que esconder en un herbolario, y quedé marcada con su olor. Tengo que dormir un poco, ha sido una noche larga. –dijo Aura con naturalidad, quitándose la capa y echándola al fuego. No tardó en arder.

Ante la atónita mirada de los otros guardas, se quitó también los portaviales y cinturones donde guardaba todo su arsenal de productos alquímicos, y los dejó con delicadeza en el suelo. Después abrió los cierres de su corsé de cuero, y, exhalando un suspiro, se lo quitó, dejándolo caer. Como último paso, se sacó el ceñido jubón por encima de la cabeza, dejando al descubierto sus generosos senos, tan sólo tapados por un pequeño, pero fuerte, sujetador.

– Todo huele a esa maldita tienda –dijo Aura, sonriendo con todo su encanto. El hombre le devolvió la sonrisa con los ojos clavados en el pecho de la asesina, justo antes que Aura le cortara el cuello.

Los tenía a todos ubicados: eran en total cuatro, y quedaban tres. Aura lanzó dos cuchillos al más lejano, acertándole en la cabeza y en el pecho. Saltó hacia el más cercano, desenvainando la otra daga, y, antes que se pudiese defender, le acuchilló varias veces en el torso.

El último guarda había desenfundado su espada, pero había entendido la situación. Acababa de ver a Aura combatir y sabía la leyenda de la semi-elfa. Lanzó la espada lejos de sí, e hincó las rodillas en tierra. Juntó sus manos para implorar.

–¡Os lo ruego, señora! ¡No toméis mi vida! ¡Me rindo! ¡Tan sólo cumplíamos órdenes! – suplicó.

Aura se detuvo a un latido de acabar con la vida del muchacho. Algo sonaba muy mal.

– ¿Qué órdenes teníais que cumplir?

– Teníamos que envenenaros conforme vinieseis de la incursión a Auldor, al entregarnos la gema.

Aura suspiró. Ahí iban las últimas posibilidades de haber cobrado por el trabajo. La pregunta era: ¿por qué eliminarla a ella? ¿Eran de mayor confianza los cuatro mercenarios que habían ejercido de guardaespaldas? Alguien había cometido un grave error al intentar utilizarla. Conforme volviese a Quibar, seguiría su contacto hasta encontrar al contratista y le haría una visita muy desagradable.

Un virote negro acertó de lleno al mercenario que estaba de rodillas, con tanta fuerza que lo lanzó hacia atrás. Aura se giró y se sorprendió al ver a un hombre vestido con una túnica blanca, flanqueado por cuatro guerreros embutidos en armaduras de guerra completas y blindadas, portando ballestas pesadas. ¿Cómo podían haber llegado tras ella sin hacer ningún ruido? Le apuntaron.

–La gema, por favor – dijo el hombre de la túnica.

–Precisamente... –dijo Aura, y se palpó el cuerpo. Pero sus viales no estaban con ella. Sintió una punzada de desesperanza. Sus dagas parecían inútiles contra dichas moles de metal. Pero, aun así, no estaba desarmada.

– Buen señor, creo que podemos llegar a un acuerdo –dijo, moviendo sus hombros para apretar los pechos. – Puedo ayudarle de muchas maneras para conseguirla...

– No te preocupes –contestó el encapuchado. – La buscaremos entre tus pertenencias. 

Y las cuatro ballestas dispararon a la vez. A una distancia donde no podían fallar.

***

Ayla mantuvo su mirada fija en la figura encapuchada, hasta que el amanecer de Auldor desapareció para dar paso a la tarde eterna en su cabaña. Sus manos se movieron con presteza, reteniendo a la asesina en una gema del alma, que comenzó a brillar en un color morado.

Pero sus pensamientos no estaban ahí. Era la segunda vez que se cruzaba con una figura encapuchada, y esta vez sí había estado atenta. Había sentido una gran cantidad de éter fluyendo por ese enemigo, y eso tan sólo significaba una cosa: las piezas se estaban poniendo en posición.

Los Once Exiliados estaban en movimiento. Y a ella le quedaba mucho trabajo por hacer...


***

***

¿Qué os parece? ¡Esperamos vuestras opiniones!

Y, finalmente, llegamos a otro punto que dijimos... ¡repetid conmigo! ¡¡Ni una actualización sin ilustración!! ¡¡Ni una actualización sin ilustración!!  ;D ;D ;D

Pues aquí va!


Brutal, como siempre, esta nueva ilustración de Juanca Ortega!

Y, antes de despedirnos, os tenemos que dar las gracias. Después de un año con vosotros, tenemos un hilo con 1400 respuestas (el destino ha querido que este post sea el número redondo) y 100.000 vistas del mismo. Estamos orgullosos de nuestro trabajo, pero también boquiabiertos por cómo nos estáis atendiendo. Por tanto, repetimos: muchas gracias y hasta el martes que viene!
Me encanta. Está cogiendo buen cuerpo el tema.
Y el arte está genial.


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« Respuesta #1404 en: Septiembre 16, 2020, 06:22:38 pm »
Pues me alegra leer que si teneis muy valorado el editor de escenarios. Ahí os hacéis una comunidad cojonuda. La posibilidad de que la gente cuelgue sus escenarios o misiones es un pasote.

Me alegra por otro lado que tengáis recursos para hacer el proyecto y salga lo más exitoso posible, así los mecenas podremos obtener más porque se dijo que habrían SG verdad?

Por último, acabo de ver en instagram que estáis jugando a Xcloud con Dybo???? Se puede hacer eso con Dybo???
 

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« Respuesta #1405 en: Septiembre 16, 2020, 10:34:29 pm »


Por último, acabo de ver en instagram que estáis jugando a Xcloud con Dybo???? Se puede hacer eso con Dybo???

Parece que sí. Hay video en YouTube con un ejemplo.

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« Respuesta #1406 en: Septiembre 16, 2020, 11:22:14 pm »
"Y, como bien sabéis, las almas en pena cruzan el Intersticio, un plano donde se juntan reminiscencias de las dos dimensiones sin pertenecer a ninguna. Un espacio yermo donde el tiempo no se doblega a las reglas de Endarth. Un lugar infinito y, a su vez, delgado como una sombra.

Por ello lo debéis temer con toda vuestra alma. Debéis enfocar vuestro terror más primordial y darle forma hasta que sea tangible. Tan sólo entonces comprenderéis que ellas están ahí, acechando, susurrando a vuestras espaldas... y que no podéis hacer nada para evitarlo."

Extracto de la charla de Eliah Argent en el combate contra la Triada de los Arcanos, en las catacumbas de Torre Eliana.


¿Qué os contáis, incansables buscadores de fortuna en Auldor, la antigua capital de Edannan?

Llega una semana más, llega un martes más... y, por supuesto, tenemos más noticias sobre Endarth!!

Por tanto... pasemos a las respuestas!

Saludos, @ganix!

Por partes, como siempre:

El tipo es feo. Pero muy feo. Pero no nos dejemos llevar por los cánones inalcanzables de belleza, y démosle una oportunidad para que nos robe el corazón... (quizá incluso de modo literal...) ;D ;D

Sobre lo que dices de las dos ballestas, es más efectista que práctico. Pero tengamos en cuenta que los khela son mucho más robustos y fuertes que un humano (al igual que también son más grandes, esa ballesta no es manejable por un humano estándar). Por tanto, uniendo eso a que estos cazadores son criaturas más reflexivas y pacientes que los "robustos" de primera línea, se junta en que este "simpático" adversario sabrá cuando desatar una tormenta de virotes mortales, cuando recargar o cuando lanzar ataques más comedidos...  así que me quito el sombrero por tu capacidad de observación. 8)

Un saludo.

Se te saluda, @tropoli.

El fuego amigo es un arma de doble filo. El obligar a utilizarlo puede hacer que según quien sea tu grupo de juego, se pueda convertir en una experiencia muy divertida, o que directamente acabéis masacrándoos y olvidándose del enemigo (lo decimos con conocimiento de causa, jejeje  ::) ::)). Lo mejor es permitir activarlo y desactivarlo, aunque, para conseguir terminar el juego en el nivel más desafiante, tendrá que estar conectado.

Crear misiones y estar apoyados por la comunidad es un aspecto que beneficia al mecenas, ya que consigue maximizar las posibilidades del juego y también las de Dybo. Y, bueno, queremos dar lo máximo posible al mecenas... no puedo decir mas...

Si nos has encontrado en Linkedln, ya sabes... ¡envía tu currículum! ;D ;D . Fuera bromas, como habrás visto (y nos sorprendemos por la capacidad de investigación de algunos), buscamos perfiles muy específicos y de un nivel alto, para tener cubierto todo el proceso de creación de este proyecto. Obviamente, no vamos a producir antes, pero vamos a estar totalmente (y repito en mayúsculas: TOTALMENTE) preparados para cuando finalice el KS para lanzarnos sin ningún tipo de incertidumbre. Tenemos un gran equipo, y seguimos creciendo, seguimos avanzando...

Como jugadores, sabemos de esas banderas rojas, y más aún con los últimos "proyectos" con cierta tecnología. Desde el momento 0 hemos trabajado en presentar trabajos tangibles, de cambiar el "ya lo veréis" a "como estáis viendo". Vamos a presentar avances reales y completos, y por ello disponemos de la experiencia para saber cuándo lo tendremos todo. Porque, como mecenas, sabemos lo mucho que desespera el esperar año "más el bonus" para tener el juego en las manos. ¿Que intentar tenerlo antes es correr un riesgo? Lo es. Pero estamos en un punto en el que vamos a apostar fuerte, el todo por el todo.

EEUU es un mercado exigente (aunque tiene tragaderas muchas veces incomprensibles). Vamos a entrar en él con paso firme, y así conseguir un proyecto a largo plazo.

Y con esa pregunta (bien tirada) me has sacado un montón de info... (ahora me castigarán sin zumo durante una semana!) :'( :'(


¡Cuánto tiempo, @dañé!

Por favor, dejad de meterse con el pobre robusto! No hay calzado mejor en Mythaland que los propios pies, totalmente adaptados y callosos por la parte inferior, además de prensiles... mmm... un podólogo de los khela tendría un buen futuro asegurado, sep...

Te entendemos perfectamente. Las quedadas de los domingos enfadan a varias mujeres en muchos de nuestros casos, jajaja. Pero, bueno, es un hobby que requiere de un tiempo... y en el que también se puede jugar en pareja! :)

Bromas aparte, sobre tu pregunta: los próximos juegos saldrán sin Dybo. La plataforma la tendréis una vez, y podréis ampliar vuestra juegoteca específica de Dybo sin costes aparte, por supuesto. Para que la oferta sea completa, también tendremos la opción de packs de juego + Dybo, pero eso dependerá de otros factores.

Y, bueno, hasta aquí la parte de preguntas... ¿que más quedaba? ¿qué mas?

Ah, sí! Otro de nuestros relatos! :)

Por cierto, cada relato desvela más y más info de varios puntos de Endarth. Pero hay "algo" en uno de ellos que nos da una gran información sobre un aspecto que influirá mucho en el juego... ¿quién lo encontrará?  ::) ::) ::)

04 – Aura Bekerville – La muerte silenciosa

La palmatoria estaba sobre la mesa polvorienta, mientras Ayla meditaba en el centro del comedor de la cabaña, sentada en el suelo con las piernas cruzadas.

Había conseguido acallar las voces. Ahora estaba segura que habían sido causadas por su ansiedad e inseguridad. Le había ayudado el conocer que las “llamadas” -como ella las había nombrado- para tomar a los elegidos aparecían en secuencia, por lo que tan sólo tenía que esperar. Eso la convertía en una recolectora en el momento de la muerte, lo cual simplificaba su tarea. Tan sólo debía recopilar información a la vez que a los elegidos, para estar preparada para la guerra.

Su meditación era profunda, y notaba el maná, el recurso necesario para la magia en Endarth, fluyendo a través de ella, presto en cada latido de su corazón. Pero también notaba otra energía, ajena, oscura, que la envolvía por completo. Y, de algún modo, después de tantos años, era capaz de notarla, de darle forma, de sentirla como algo vivo. Sabía lo que era, había leído sobre el “éter” en unos pocos libros, ya que la información sobre la misma escaseaba. Y ahora sentía que había llegado el momento de emplearla para la magia.

Se concentró en esa fuente mágica, y dejó que la invadiera. Expulsó con cuidado el maná de su cuerpo y dejó su espacio disponible, que fue rellenado con presteza. El fuego, a su espalda, crepitó con fuerza; los libros, en la estantería, temblaron; los muebles del comedor se fueron alejando de ella, milímetro a milímetro. No era una fuerza más poderosa, ni tan siquiera era tan distinta al maná, tan sólo era otro recurso que podía utilizar, aunque no estaba acostumbrada a él. Inspiró con fuerza, apretó los dientes y se concentró en los conjuros de la Escuela del Aire. Le resultaba satisfactorio desordenar (y cuando estaba más furiosa, destruir) el comedor para que luego se reorganizase por su cuenta. Ventajas de vivir en un instante temporal.

Un pequeño tornado se comenzó a formar a su alrededor. Con los ojos cerrados, escuchó los golpes típicos de los muebles, los chirridos de los arrastres, el crujir de la madera. Era el momento de ver si el éter, el recurso mágico del otro lado, era tan poderoso como el maná. 

Fue entonces cuando lo escuchó. No fue un ruido alto, pero al no haberlo escuchado durante años, sonó como un cañonazo en su mente. Era un sonido proveniente de fuera de la cabaña, como si alguien se moviese a través de la maleza. Abrió los ojos y saltó contra la ventana, mientras el conjuro se desestabilizaba y armaba un gran estrépito. Miró con intensidad, buscando la fuente del sonido, mientras los muebles caían y se astillaban. No estaba sola. Nunca, en todo su encierro en el intersticio, se le había ocurrido dicha posibilidad. Sintió una oleada de frío terror en la boca del estómago.

Entonces el cielo comenzó a oscurecerse. Ayla se tapó la boca con las manos. No, ahora no era el maldito momento. Pero una nueva llamada se había activado.

***


La amplia luna iluminaba las ruinas de Auldor, la extensa capital del antiguo reino de Edannan. La antaño orgullosa y rica ciudad era ahora varias decenas de kilómetros cuadrados abandonados, plagados de pequeños castillos y palacetes de los altos señores elfos, mansiones y casonas con fincas alrededor de los nobles, y, como cualquier ciudad que se preciase, una miríada de barrios más comerciales y plebeyos.

Aura Bekerville llevaba varias horas esperando, envuelta en la oscuridad, observando cada detalle. Las vías que se abrían ante ella, anchas y adoquinadas, habían tenido setos en su centro. Ahora la vegetación había roto su cárcel de piedra y se desperdigaba por todas partes, dejando constancia que el paso del tiempo siempre corría a su favor. La ciudad era un silencioso fantasma, pero eso no la hacía menos peligrosa. Por eso mismo la habían contratado a ella.

Siguiendo su instinto, la asesina comprobó por enésima vez todas las sombras: no había enemigo a la vista, ni se esperaba. Pero la arquitectura de la ciudad le prestaba poca cobertura, y eso era letal para su misión.  Los jodidos elfos, esos estirados, se decantaban por amplias calles y arcos en todas las viviendas, pero nada de pilares, vallas o muretes. Aura suspiró. Ella era una medio elfa, con los ojos plata, como mandaban los cánones, y no podía elegir a cuál de las dos razas odiaba más: si a los sucios y estúpidos humanos o a los insoportables y altivos elfos. Al menos, los segundos estaban extintos, salvo los salvajes que quedaban en los bosques, lugar donde Aura sabía que no iría jamás. Prefería mil veces las comodidades de las urbes, el poder dormir en una gran cama en una mansión, aunque eso significase apuñalar al dueño antes.

Pero eso no importaba ahora, tenía que moverse. Se ciñó los guantes y se fijó la capucha de color morado oscuro. Salió a la calle y avanzó sin hacer ruido, como una sombra más. Tras un rato de sigilosa marcha, interrumpida por sus detenciones en las sombras más oscuras, a la espera de detectar cualquier movimiento o sonido, llegó al final de una avenida, que se dividía en forma de T por dos vías. Avanzó hasta unas acacias, que habían crecido sin control, y se camufló con ellas. Estuvo alerta unos minutos, y, al no escuchar nada, continuó su avance por la rama norte.

No había sido fácil ser una medio elfa en una ciudad tan fanática como Quibar. Pero Aura tenía el cuerpo, las habilidades y la inteligencia para abrirse paso en el peligroso mundo al margen de la ley. Y, a ciencia cierta que lo había hecho. Ningún trabajo se le había resistido, ni para realizarlo, ni para aceptarlo. La moralidad era para los que tenían riquezas como para poder comer todos los días, y no temían aparecer tirados con varias puñaladas en cualquier callejón de la Ciudad Santa. Para los que vivían en la brutalidad de los bajos fondos, nada era tan simple, y Aura lo había aprendido a las malas. La cicatriz que le recorría el cuello de parte a parte era testigo de ello.

Por eso, poco a poco, se había hecho un nombre en el sórdido submundo. Le llamaban “La Muerte Silenciosa”, aunque ella sabía que tenía varios sobrenombres mucho peores. Su fama había ido aumentando, y también su precio. Aunque se había sorprendido cuando había cerrado esta misión, donde lo que le habían ofrecido era casi obsceno, además que costeaba un viaje hasta el otro lado del Gran Continente, con una pequeña guarnición. En los negocios de Aura todo olía mal, pero este encargo apestaba por los cuatro costados.  ¿El por qué lo había aceptado? Porque confiaba en su intuición. Tenía la sensación que la habían infravalorado, y eso había sido un aliciente más. Sacaría el trabajo adelante, o bien huiría durante un tiempo a Tyrennor, ya que había cobrado la mitad por adelantado. Taldrim podía ser un buen lugar para desaparecer durante una temporada.

Vio una inesperada luz a la distancia. La vía terminaba en un parque con un gran estanque en el centro, flanqueado por ruinas de edificios de piedra. Por el tipo de estructuras, ya no estaba en la zona rica, sino en algún tipo de barrio residencial de comerciantes. Aura se fue acercando, moviéndose al amparo de las ruinas, con gran cuidado. Llegó a refugio de una columna caída, y allí escuchó durante unos instantes. Supo que más adelante se encontraría con un grupo de mercenarios. Por la cantidad de las voces, había al menos cuatro de ellos. Con mucho cuidado se asomó y confirmó lo que había supuesto: cuatro hombres estaban charlando alrededor de una hoguera. Aura se fijó y vio a dos más de ellos en el suelo, que parecían dormidos.

Estuvo durante un rato mirando en las sombras, haciendo un esfuerzo por no mirar a las llamas y perder su visión nocturna. Terminó detectando a dos vigías alrededor del campamento. Si se habían repartido equitativamente, el tercero estaría cerca de ella en ese momento. La semi-elfa se concentró con cuidado en su entorno más cercano, hasta que lo vio, a escasos diez metros de ella, sobre un murete semiderruido.

No eran amateurs. Dos de ellos descansando, tres de ellos de vigía, y el resto reponiendo fuerzas, pero armados. Nueve en total. Era una fuerza considerable para una misión en la ciudad caída.

Ya no quedaba nada de valor en Auldor. Había sido saqueada hasta no dejar piedra sin remover. Las dos fuerzas que la habían condenado, los tirkahnos del oeste y los corruptos del norte tan sólo habían llevado muerte, pero no habían tomado nada de valor. Eso había quedado para los pocos elfos campesinos supervivientes de los alrededores, que, sintiéndolo como una venganza y una retribución ante sus explotadores, habían robado sobre todo comida, centrándose en los inmensos almacenes de alimentos y en las grandes y selectas despensas de las mansiones. Después, los ladrones más profesionales habían ido por las joyas y el oro, junto con cualquier otra riqueza que no estuviese anclada al suelo. Poco podía ofrecer Auldor casi cien años después de su caída. Pero, todavía en estos días, no era raro el ver equipos que se lanzaban a la gran ciudad, dispuestos a remover las piedras e intentar encontrar algún tesoro oculto.

Y, aunque muchos de ellos no volvían, alimentando un poco más la leyenda negra de la capital, el flujo de buscadores de fortuna no remitía.

Pero, bueno, esa no era su guerra. Decidió alejarse sin más. Podía parecer que no era muy inteligente llamar la atención con tanta luz y ruido en la ciudad, pero, tampoco debería ser un problema. Tan sólo debía esperar que el vigía de su zona mirase hacia otro lado, y... curioso... la última vez que vio al vigía tenía la cabeza sobre los hombros. Pero ahora acababa de ser decapitado, y se derrumbaba hacia atrás.

Aura se asomó al campamento de nuevo. Todos los mercenarios estaban muertos. Cubiertos de su propia sangre.

A la luz del fuego, Aura los vio. Un puñado de pequeños monstruos. Altos como medio hombre, con cabezas afiladas, narices puntiagudas y orejas largas. Iban vestidos de negro, y siseaban entre ellos. Pero su mirada se detuvo en los katar que asomaban por sus pequeñas manos, los cuales goteaban la sangre de los mercenarios, y arrancaban algún brillo traicionero del fuego. La asesina supo que tenía que salir de allí al momento.

Una piedrecita cayó sobre su hombro. Aura miró arriba y vio a uno de esos seres sobre el parapeto, observándola con sus ojillos fríos y negros. Abrió la boca, que mostró pequeños dientes afilados, para gritar a sus compañeros. Pero el cuchillo lanzado por Aura le atravesó el cráneo. La bestia cayó hacia atrás con un gorgoteo terminal.

La ladrona salió a plena velocidad, en línea recta. Alcanzó un bolsillo de las cintas en su abdomen, y sacó una pequeña pócima. La agitó con fuerza y la lanzó hacia atrás, donde el cristal se rompió, liberando un aceitoso humo morado. Redobló sus esfuerzos corriendo por la calle vacía.

Pocos segundos después escuchó un silbido a su espalda, y la ciudad se iluminó como si fuese de día durante un instante. Aura se alegró de haber llevado todo su arsenal. La trampa de luz pura se había activado y ahora el enemigo estaría aturdido. Lo único que necesitaba era ganar distancia y escapar. 

Llegó a una intersección y giró como una exhalación a su izquierda. Saltó varios carros que habían formado una tosca barricada, y utilizó sus últimas energías para colarse por la puerta vacía de un comercio. Saltó la barra y cayó al otro lado. Estuvo quieta mientras intentaba regular la respiración, y se esforzaba por escuchar encima de los latidos que martilleaban sus oídos.

Su visión nocturna era excepcional, por lo que observó su alrededor. Por el olor que percibía y por las baldas semivacías, estaba en un herbolario. Vio una puerta al final de la barra, cerrada. Se acercó y la tocó tentativamente. Para su sorpresa, la madera era bastante más débil de lo que parecía. Aún en ese pozo de opulencia, había existido ricos de verdad, y gente peleando por mantener un estatus. Aura sonrió con tristeza. En su entorno había visto mucho de eso. Y esta puerta, pintada y tallada como una obra exquisita, era una burda hoja de mala madera. Pero no se detuvo en su ensimismamiento. Sacó un pequeño artefacto de cuero, y después de manipularlo, dejó al descubierto una única fina hoja de metal, con la que trabajó la cerradura durante unos segundos. Un satisfactorio click le hizo probar la manija, que giró con facilidad.

Aura accedió a una oscuridad todavía más profunda. Los intensos aromas de las especias, encerradas durante un siglo, junto con su podredumbre, eran una bomba de olor. Aura maldijo en un susurro y volvió con celeridad hacia la primera sala, cerrando la puerta tras de sí. Ahora el punzante aroma había destruido su sentido del olfato. Y, lo que era todavía peor, le había impregnado del olor. Le resultaría más difícil infiltrarse en cualquier lugar ahora. Se comenzó a quitar la capa y capucha sin hacer ningún ruido. Prefería ir algo más expuesta que ir dando pistas con su olor. Y no podía dejar que se impregnara todavía más en su piel. Y, entonces, escuchó un crujido. Algo o alguien acababa de pisar un cristal. Dentro del herbolario.

Sacó otro vial de un bolsillo y lo lanzó sin mirar, por encima de la barra. Escuchó cómo se rompía en el suelo. Desenvainó sus dagas, de metal negro, el cual no reflejaba ningún tipo de luz. Enseguida le llegó un penetrante olor dulzón, y le comenzaron a llorar los ojos. Pero sabía que lo soportaría, había estado tomando pequeñas dosis del antídoto durante los últimos días. Contó hasta diez y saltó la barra.

Vio a tres de las criaturas de antes en el suelo, convulsionándose e intentando respirar. Aura cortó sus cuellos con fría eficacia y se ocultó, mirando a la calle. Sin duda, el encargo estaba superando, por mucho, el pago acordado. La asesina lamentó su ambición. Le había parecido un trabajo tan bien remunerado que había querido que fuese verdad. Incluso se había hecho ilusión de vivir una temporada a cuerpo de rey. Y, ahora, si salía con vida de allí ya sería suficiente. 

Había casi una veintena de los pequeños y rápidos monstruos en el centro de la plaza, moviéndose como un enjambre de cucarachas ante algo que emitía una fuerte luz verdosa. Para su desesperación, también vio a un puñado de otras bestias de mayor tamaño, con brazos musculosos y largos, armados con hachas.

Ya pensaría sobre esas abominaciones. Ahora estaba claro que no podría acabar con ese pequeño ejército, por lo que se centraría en escapar. Y ahí, Aura no tenía rival. Rebuscó entre sus bolsillos, y, al amparo de la oscuridad, mezcló dos pócimas, que sisearon y añadieron una nota más de olor al herbolario. Con mucho cuidado, salió a la calle, fundiéndose con las sombras. Utilizando todas sus fuerzas, lanzó el vial hacia la muchedumbre, mientras salía corriendo en dirección contraria.

La explosión de fuego y el brillo de la luz ocurrió a su espalda. Aura ya se había alejado un centenar de metros, y siguió acelerando hasta que se quedó sin resuello. A partir de ahí, bajó el ritmo a un trote suave. Y se dirigió, parando varias veces a ver si era seguida, hacia su campamento fuera de la ciudad.

Comenzaba a amanecer cuando llegó. Sus guardas durante el viaje desde Damardas le saludaron al verla acercarse.

– ¿Todo en orden, Lady Bekerville? – inquirió el líder, Rickert, un hombre alto y malcarado, de sonrisa torcida.

–No, Rickert. Todo está mal. La maldita ciudad está infestada de criaturas de pesadilla. – dijo Aura, señalando con el pulgar por encima de su hombro, hacia las ruinas.

– Y entonces, ¿qué pasa con el encargo? -dijo con inocencia el mercenario. Aura entendió la amenaza implícita.

– Oh, nada, Rickert. He venido a recuperar fuerzas y volveré a intentarlo esta próxima noche. Cometí un error: me tuve que esconder en un herbolario, y quedé marcada con su olor. Tengo que dormir un poco, ha sido una noche larga. –dijo Aura con naturalidad, quitándose la capa y echándola al fuego. No tardó en arder.

Ante la atónita mirada de los otros guardas, se quitó también los portaviales y cinturones donde guardaba todo su arsenal de productos alquímicos, y los dejó con delicadeza en el suelo. Después abrió los cierres de su corsé de cuero, y, exhalando un suspiro, se lo quitó, dejándolo caer. Como último paso, se sacó el ceñido jubón por encima de la cabeza, dejando al descubierto sus generosos senos, tan sólo tapados por un pequeño, pero fuerte, sujetador.

– Todo huele a esa maldita tienda –dijo Aura, sonriendo con todo su encanto. El hombre le devolvió la sonrisa con los ojos clavados en el pecho de la asesina, justo antes que Aura le cortara el cuello.

Los tenía a todos ubicados: eran en total cuatro, y quedaban tres. Aura lanzó dos cuchillos al más lejano, acertándole en la cabeza y en el pecho. Saltó hacia el más cercano, desenvainando la otra daga, y, antes que se pudiese defender, le acuchilló varias veces en el torso.

El último guarda había desenfundado su espada, pero había entendido la situación. Acababa de ver a Aura combatir y sabía la leyenda de la semi-elfa. Lanzó la espada lejos de sí, e hincó las rodillas en tierra. Juntó sus manos para implorar.

–¡Os lo ruego, señora! ¡No toméis mi vida! ¡Me rindo! ¡Tan sólo cumplíamos órdenes! – suplicó.

Aura se detuvo a un latido de acabar con la vida del muchacho. Algo sonaba muy mal.

– ¿Qué órdenes teníais que cumplir?

– Teníamos que envenenaros conforme vinieseis de la incursión a Auldor, al entregarnos la gema.

Aura suspiró. Ahí iban las últimas posibilidades de haber cobrado por el trabajo. La pregunta era: ¿por qué eliminarla a ella? ¿Eran de mayor confianza los cuatro mercenarios que habían ejercido de guardaespaldas? Alguien había cometido un grave error al intentar utilizarla. Conforme volviese a Quibar, seguiría su contacto hasta encontrar al contratista y le haría una visita muy desagradable.

Un virote negro acertó de lleno al mercenario que estaba de rodillas, con tanta fuerza que lo lanzó hacia atrás. Aura se giró y se sorprendió al ver a un hombre vestido con una túnica blanca, flanqueado por cuatro guerreros embutidos en armaduras de guerra completas y blindadas, portando ballestas pesadas. ¿Cómo podían haber llegado tras ella sin hacer ningún ruido? Le apuntaron.

–La gema, por favor – dijo el hombre de la túnica.

–Precisamente... –dijo Aura, y se palpó el cuerpo. Pero sus viales no estaban con ella. Sintió una punzada de desesperanza. Sus dagas parecían inútiles contra dichas moles de metal. Pero, aun así, no estaba desarmada.

– Buen señor, creo que podemos llegar a un acuerdo –dijo, moviendo sus hombros para apretar los pechos. – Puedo ayudarle de muchas maneras para conseguirla...

– No te preocupes –contestó el encapuchado. – La buscaremos entre tus pertenencias. 

Y las cuatro ballestas dispararon a la vez. A una distancia donde no podían fallar.

***

Ayla mantuvo su mirada fija en la figura encapuchada, hasta que el amanecer de Auldor desapareció para dar paso a la tarde eterna en su cabaña. Sus manos se movieron con presteza, reteniendo a la asesina en una gema del alma, que comenzó a brillar en un color morado.

Pero sus pensamientos no estaban ahí. Era la segunda vez que se cruzaba con una figura encapuchada, y esta vez sí había estado atenta. Había sentido una gran cantidad de éter fluyendo por ese enemigo, y eso tan sólo significaba una cosa: las piezas se estaban poniendo en posición.

Los Once Exiliados estaban en movimiento. Y a ella le quedaba mucho trabajo por hacer...


***

***

¿Qué os parece? ¡Esperamos vuestras opiniones!

Y, finalmente, llegamos a otro punto que dijimos... ¡repetid conmigo! ¡¡Ni una actualización sin ilustración!! ¡¡Ni una actualización sin ilustración!!  ;D ;D ;D

Pues aquí va!


Brutal, como siempre, esta nueva ilustración de Juanca Ortega!

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Como siempre, un relato soberbio!! Si no he entendido mal, habrá 11 personajes para elegir?

Paparruchas

 

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« Respuesta #1407 en: Septiembre 17, 2020, 01:11:38 am »
No sé sí alguien lo haya visto por redes, pero se podrá jugar a juegos de Xbox, no sé si cómo lo desconozco, con el sistema dybo, que me corrija @Fran Scythe
 

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« Respuesta #1408 en: Septiembre 17, 2020, 11:11:05 am »
No sé sí alguien lo haya visto por redes, pero se podrá jugar a juegos de Xbox, no sé si cómo lo desconozco, con el sistema dybo, que me corrija @Fran Scythe

Se trata de Xcloud. Es un servicio nuevo de Xbox que ha sacado para android. Solo tienes que pagar la cuota como netflix y disponer de un mando de xbox one. Lo más importante es que no necesitas consola. Tienes un catálogo de juegos, unos 120 para jugar al instante.

Yo lo he probado desde ayer en mi tablet y va bastante bien, se juega en streaming.

Si dybo tiene cabida por su hardware o lo que sea a esta función es una pasada. En lo que vale dybo podríamos jugar a sus juegos y además a la Xbox. Es un WIN WIN!!

Para poner el dybo en vertical, vendrá de serie o pensáis sacar un accesorio o como está el tema? me parece super interesante!! me ahorro la consola.
 

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« Respuesta #1409 en: Septiembre 17, 2020, 01:56:40 pm »


Para poner el dybo en vertical, vendrá de serie o pensáis sacar un accesorio o como está el tema? me parece super interesante!! me ahorro la consola.
Acabas de descubrir el primer Add-On de la campaña!!!
También tengo curiosidad de como van a resolver ese tema de poner dybo en vertical.
En horizontal para ciertos Videojuegos no lo veo, y en función del su peso/dimensiones, ponerlo en vertical puede requerir de mucho espacio o "armatoste"

If you don't like something, change it. If you can't change it, change your attitude. Don't complain.